Ansu Fati Lionel Messi Barcelona Levante LaLiga 02022020Getty

Messi corona a Ansu


EDITORIAL

Se empieza a notar la mano de Quique Setién. Ante el Levante el cántabro dio continuidad al once que destrozó al Leganés en la Copa del Rey y los automatismos empezaron a fluir como hacía tiempo que no se veía en el Camp Nou, rendido ante el buen juego de un equipo que, esta vez sí, trabajó con tanta precisión como intensidad, aprovechando los espacios y triturando al rival como una anaconda a su presa, estrujándole los huesos prácticamente en cada ataque. Sin embargo, si por algo se recordará esta visita, una más, del Levante al Camp Nou es porque fue el día en el que Messi le pasó el testigo a Ansu Fati, un jugador llamado a heredar, tarde o temprano, su dorsal diez, no en vano fue el guineano quien liquidó al Levante y al que Messi transformó del proyecto de crack que era a media tarde a la realidad que, ya a las once de la noche, puede presumir que es.

Fue él quien, a los tres minutos, habilitó a Messi para que el rosarino probara el remate pero se marchó fuera rozando el poste. El propio Messi, y poco después Antoine Griezmann, buscarían el gol pero Aitor Fernández estuvo atento ante el rosarino mientras que el francés cruzó demasiado su remate. Globalmente, las buenas sensaciones superaban con creces a las malas por primera vez en mucho tiempo hasta que a la media hora Messi se convenció a traducir la superioridad exhibida para inaugurar el marcador con un pase propio del mejor quarterback del planeta -aunque lo ejecutara con la pierna, no con la mano- para que Ansu estrenara el resultado batiendo a Aitor para apuntarse el 1 a 0.

Ni un minuto había pasado cuando el rosarino dibujó uno de sus esláloms imposibles dentro del área para asistir a un Ansu que sólo tuvo que empujar el balón para pintar el 2 a 0 y convertirse en el dobletista más precoz de la historia de la Liga con solo 17 años y 94 días a la par que Messi se consagraba como el mejor asistente del presente campeonato, además del máximo goleador. Arrastrado por el Messi de siempre, bien secundado por un Ansu con ganas de comerse el mundo y un Frenkie De Jong más suelto que nunca, el Barcelona se mostró intenso e implacable frente al Levante, aunque menos en el segundo tiempo, cuando encajó el 2 a 1 definitivo de Rubén Rochina, confirmando una mejoría que permite soñar a una afición a la que los sustos le han llegado antes de hora esta temporada. Por fortuna, el Barcelona está rectificando con acierto, vista la progresión de las últimas semanas.

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De todas formas, si algo merece una mención especial esa es la relación entre Messi y Ansu. Que el rosarino bendice al guineano es una evidencia desde su debut. Pero que Ansu está tocado por los dioses del fútbol, igual que Messi, es otra. No es casualidad que el diez le sirviera más balones que a nadie. Como también hacía Ronaldinho con él cuando tenía su edad el rosarino sabe mejor que nadie que su sociedad con Ansu puede generar algo histórico en el Barcelona y se encargó de confirmarle al mismo Camp Nou que despidió entre vítores al guineano al ser sustituido, que ni nuevo delantero centro ni historias. Al que quiere junto a él es a Ansu.

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