Hacía veintidós años que el Barcelona no acudía a una tanda de penaltis. Cuando sucedía, lo hacía con el corazón en un puño, consciente de que su fuerza siempre estuvo de medio campo en adelante. Sin embargo, nunca tuvo un portero como Marc-André Ter Stegen , que no sólo aguó los lanzamientos de la Real con dos paradas, una de ellas al mismísimo Mikel Oyarzábal , sino que además permitió al cuadro azulgrana alcanzar la la propia tanda de penaltis con su enésimo recital.
El alemán fue protagonista de principio a fin. A los diecisiete minutos tuvo que aparecer para desbaratar una clarísima acción de Alexander Isak que hubiera puesto por delante a una Real Sociedad que nunca bajó los brazos.
El único que ha podido con Oyarzábal
Durante el partido mantuvo la sobriedad habitual en él y realizó acciones de mérito . También brilló en la prórroga sacando manos imposibles.
Próximo partido
De hecho, cuanto más avanzaba el partido, más se crecía el alemán. Ni un poco titubeó ante la cabalgada de Adnan Januzag en la que fue la última acción de peligro de la Real en el tiempo extra. Y aunque cueste de creer, lo mejor estaba por llegar.
De jugada, de falta... Daba igual como lo probara la Real.
Porque era una absoluta incógnita el rendimiento del Barcelona en la tanda de penaltis. No sucedía desde los tiempos de Louis Van Gaal en el banquillo y cabe decir que a pesar de que fuera Riqui Puig quien transformara el penal decisivo, si Antoine Griezmann pudo permitirse fallar el penúltimo lanzamiento fue sólo porque el alemán había parado dos.
"Siempre es diferente porque cada uno chuta para un lado" asumía con naturalidad un Ter Stegen que también sacaba pecho por el triunfo. "Lo merecimos" decía con una media sonrisa pero recordó que "ellos tuvieron más ocasiones que nosotros" . Pero, a diferencia de la Real, el cuadro azulgrana cuenta con uno de los mejores del mundo y el miércoles volvió a demostrarlo.