Xavi Hernandez BarcelonaGetty Images

Los problemas que Xavi debe solucionar como entrenador del Barcelona

Recuperar la ilusión del barcelonismo no es tarea fácil. A partir de este lunes, a Xavi Hernández se le acumula el trabajo al frente del Barcelona. Tras varias temporadas sin éxitos en Europa y en caída libre en LaLiga desde la marcha de Ernesto Valverde, el entrenador egarense debe solucionar varios problemas vinculados con el juego de un equipo vulnerable que todavía no ha ganado fuera de casa en la competición doméstica y que recibe demasiados goles.

Fragilidad defensiva

El Barça es un equipo demasiado débil en defensa. En los 16 partidos disputados hasta el momento ha recibido 21 goles, y en seis de esos encuentros le han marcado más de un tanto. Solamente ha dejado la portería a cero en cuatro ocasiones: las dos del Dinamo de Kiev, el empate a cero ante el Cádiz y la victoria por 3-0 ante el Levante en el Camp Nou. Los laterales deben recuperar la confianza y los centrales, no sufrir las desconexiones que están arrastrando en las marcas durante los últimos partidos. Ter Stegen tampoco está en su mejor momento tras la operación de rodilla a la que se sometió en verano.

Falta de gol

El equipo no marca y para un conjunto que aspira a todo -según Laporta- este problema es de los más graves. Ya decía Cruyff que prefería ganar por 5-4 que por 1-0. Pues el Barça no marca cinco goles desde el 22 de abril. Al equipo le falta un goleador, que podría perfectamente ser Ansu Fati por su idilio ante la portería contraria, pero las lesiones musculares están lastrando su vuelta a los terrenos de juego tras su año apartado de los terrenos de juego. Ansu ha marcado 4 goles en 367 minutos, a gol por partido de media, pero a sus acompañantes les cuesta demasiado definir. En Champions, dos goles en cuatro partidos. En Liga, 19 en 12. Cifras muy pobres.

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Distancia entre líneas

Norma básica del cruyffismo y del ADN Barça. La defensa no puede estar a 20 metros del centro del campo y la media no puede tener a los delanteros lejos. Jugar con las líneas muy juntas es una obligación incuestionable para practicar el juego de posición, para mover el balón con velocidad a distancias cortas y para garantizar que la presión tras perder el balón es eficaz. Con las líneas separadas, la presión no es coral, el equipo se descompone tácticamente y provoca que las transiciones defensivas sean un caos. En ataque, si el grupo está junto el balón se mueve más y a mayor velocidad. Xavi intentará recuperar este mecanismo, marcado en sangre en su libreta táctica.

Recuperar a varios jugadores clave

Otra de las tareas urgentes de Xavi será conseguir que jugadores de talla mundial recuperen su rendimiento en el césped. Varios de ellos están en un mal momento y el club no se puede permitir que esta situación se enquiste. Ter Stegen, Lenglet, Umtiti, Frenkie de Jong, Sergi Roberto o Coutinho son algunos ejemplos claros de futbolistas que deben dar más, así como Piqué, Jordi Alba y Busquets -los más veteranos- tienen que dar un paso al frente para guiar y acompañar a los jóvenes hacia el éxito.

La fe y la motivación del equipo

El Barcelona es ahora un equipo mentalmente abatido. Cada golpe que encaja es un martirio del que tarda demasiado tiempo en recuperarse. Un gol del rival le hace bajar los brazos y desconectar del partido, como sucedió ante el Bayern, el Benfica, el Granada, el Atlético de Madrid, el Real Madrid, el Rayo y el Alavés. Ante el Celta en Balaídos, el drama fue superior. El Barça necesita recuperar el estado de ánimo, alicaído desde hace demasiado tiempo. Con Setién y con Koeman, las caras de los futbolistas lo decían todo. Ahora, Xavi tiene el reto de levantar el alma para que el equipo tenga actitud, atrevimiento, empuje y mucho coraje en los momentos delicados.

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