EDITORIAL
Buscaba recuperar el juego y el equilibrio el Barcelona, de ahí que Ernesto Valverde volviera a darle a Arthur Melo el lugar de Ousmane Dembélé en el once a domicilio del Valencia y al equipo, a pesar de la pájara del primer cuarto de hora, cuajó otro buen partido ante un rival que, aupado por su afición, no dejó de ir a por el partido en ningún momento. No se encerró ni viéndose con el marcador a favor tras noventa y dos segundos de juego ni después de la lesión de Gonçalo Guedes, sustituido en el tramo inicial del partido. Y a pesar de que el Barcelona fuera de menos a más esta vez Messi no fue suficiente para asegurar los puntos en Mestalla.
El Barcelona, condenado a remontar
El rosarino continúa con el equipo entero en su mochila. Todo pasa por él, inconsistente y perdido como se muestra el equipo cuando se desconecta de su estrella, y poco a poco fue apareciendo al verse por sexta vez con el marcador en contra esta temporada. Tras avisar a los veinte minutos con un primer remate a los veintitrés logró conectar una remate ajustado al palo tras una buena pared con Luis Suárez que valió igualar el gol inicial de Ezequiel Garay en la salida de un córner. A partir de entonces empezó a pisar el área rival con relativa asiduidad, pero concediendo también algunas pérdidas que los hombres de Marcelino García Toral no supieron aprovechar, como un remate franco de Gayá desde pocos metros que no fue bien dirigido.
Próximo partido
Sin embargo, el creciente dominio azulgrana no se tradujo en ninguna ocasión clara, por lo menos durante buena parte del segundo tiempo. Solo Messi, a falta de diez minutos para el final, logró meterle miedo a Norberto Neto tras una jugada individual pero su remate con la pierna derecha resultó fácil para el portero valencianista. Valverde esperó hasta el minuto 83 antes de dar entrada a Ousmane Dembélé, el primer cambio, pero ni siquiera con este nuevo socio en ataque logró el Barcelona desatascar la defensa valencianista y el cuadro azulgrana cede el liderato tras el cuarto partido consecutivo sin oler la victoria en la Liga.
De todas formas las sensaciones son muy distintas a los empates en el Camp Nou frente al Girona y al Athletic Club y diametralmente opuesta a la imagen ofrecida en Butarque frente al Leganés, donde cayó el Barcelona. El cuadro azulgrana no logró repetir el huracán de juego de Wembley pero tradujo sus buenas intenciones en fútbol de alto nivel que acercó al equipo al gol, algo que no sucedió en ninguno de los tres tropiezos anteriores. La explosión de Arthur y su conexión con Messi permiten soñar.
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