Había una gran expectativa por su debut. El hincha recibió grandes referencias en los últimos tiempos y quería verlo en cancha. Nahitan Nández jugó sus primeros 45 minutos como jugador de Boca cuando ingresó ante Lanús por la Superliga.
Cuando Wilmar Barrios no tenía lugar en el equipo titular, al público le llamaba la atención. El doble cinco con el que jugaba el equipo de Guillermo no convencía. Rodrigo Bentancur y Pablo Pérez conformaban un mediocampo que quedaba rengo y le faltaba una contención. Sebastián Pérez nunca pudo ganarse el lugar.
Barrios entró y la gente, en La Bombonera, aplaudió directamente el cambio. Los primeros cruces que realizó el colombiano fueron festejados por la hinchada, como el grito de la recuperación de una identidad histórica. Wilmar, posteriormente, se ganó su lugar y es una de las grandes figuras de este Boca, ovacionado cada vez que se lo nombra en La Boca.
Con Nahitan Nández sucede algo similar, al menos en la previa. El hincha entiende que su juego es perfecto para su ADN. Las referencias que llegaron desde Peñarol, los antecedentes de los uruguayos en su posición, su juventud y su dinamismo hacen soñar al público xeneize con identificarse, una vez más, con un jugador. Incluso el partido que jugó para Uruguay contra Argentina fue como una carta de presentación de lo que el volante puede llegar a dar en Boca, y el hincha empezó a conocerlo. Y hasta a sentirse identificado.
Wilmar Barrios entró rápidamente en el corazón de Boca. Nahitan parece ir por ese camino.
