La primera reacción fue mantenerse al margen. El doping positivo de Paolo Guerrero surgió en la Selección peruana, en el partido de las Eliminatorias ante Argentina, y Flamengo, club del delantero, consideró que era momento para alejarse. Pero, a medida que pasan los días y mientras se termina de aclarar cuál fue la sustancia y qué sanción podría haber, el conjunto brasileño comienza a armar su plan. Y no pinta nada bien para el exBayern Munich.
Todo indica que Flamengo buscará una indemnización por el prejuicio que sufre en caso de que se confirme la sentencia, que por ahora tiene un mes de sanción y está a la espera de confirmar la sustancia que consumió el jugador.
A esta altura, Guerrero es un jugador cuestionado por los hinchas del Flamengo, especialmente por lo que le salió al club, siendo el contrato más alto del plantel. Después del caso de doping, una parte de los aficionados piden su salida. Antes, el delantero no estaba jugando por una supuesta lesión que nunca se terminó de diagnosticar oficialmente. Los rumores de que se estaba cuidando para el repechaje entre Perú y Nueva Zelanda volaron más que nunca. La relación entre el jugador y la 'torcida' está definitivamente rota.
El club, por ahora, no se involucra. Los abogados que representan al jugador (Pedro Fida, Marco Motta y Bichara Neto) son personales y no del club. En caso de que se confirme la sanción, la tendencia es que el club iría a la justicia contra la Federación peruana.
Actualmente, el entrenador Reinaldo Rueda tiene al colombiano Berrío lesionado y se le acaban las opciones en la delantera. Por eso decidió darle oportunidades a Lincoln, un chico de 16 años que está en la mira del Real Madrid y Barcelona.
En un principio, Paolo se perderá el resto del campeonato Brasileño (seis partidos: Cruzeiro, Palmeiras, Coritiba, Corinthians, Santos y Vitória). Tampoco estará en la semifinal de la Copa Sudamericana, ante Junior.
Debido a sus lesiones y convocatorias a la Selección de Perú, Guerrero no tuvo continuidad en Flamengo en todo el semestre. Más allá de eso, los hinchas pusieron en duda sus actuaciones. Marcó apenas seis goles en el Brasileirao en 19 partidos y no es el principal anotador del equipo (Diego Ribas hizo 8). Por la Copa Sudamericana, no festejó.
Se acumulan las voces que piden que rescinda su contrato con el club. Aunque el jugador ya estaba negociando su renovación, que va hasta agosto del 2018, la situación ahora parece haber cambiado de manera abrupta. Atrás del caso de doping, a Guerrero se le presenta un panorama bastante complicado. Un club que comienza a cerrar sus puertas.
