El clásico rosarino se vive en la ciudad con una temperatura muy elevada. Y éste no fue una excepción, en principio, por las condiciones que impuso el Gobierno de Santa Fe para que se dispute en horario nocturno y así evitar aglomeraciones. Pero apenas comenzaba el partido cuando se dio una situación por demás insólita.
Emiliano Vecchio se preparaba para ejecutar un tiro de esquina al minuto de juego y un drone comenzó a rondar el campo de juego con una pequeña bandera que, como se pudo ver, contenía una cargada de parte de los hinchas Canallas. El árbitro detuvo el juego hasta que dejara de volar el artefacto y fue Lucas Gamba quien logró atraparlo, pero faltaba una intervención: Pablo Pérez lo dejó contra los carteles de publicidad, le dio un planchazo para romperlo y, como si fuera poco, le propinó un pelotazo. Rosario en estado puro.