Jorge Sampaoli Argentina Francia Rusia 2018 300618Getty

¿Y si mejor probamos con planificar?

La revolución de Sampaoli no dio resultado.   

El Zurdo de Casilda manejó a la Selección argentina a puro volantazo, siempre bordeando el precipicio. Sin un horizonte, sin un proyecto al cual poder afiliarse, sin liderazgo ni contagio para marcar un camino, sentó las bases para una anarquía futbolística, contrariamente a lo que se pretendió con su ardua contratación.

Adepto a las respuestas barrocas, por no decir adornadas, rebuscadas, evasivas y poco concretas, no hizo más que marear a los que están a su alrededor: jugadores, cuerpo técnico y periodistas. Sampaoli bien podría describirlo como una anomia teórica.

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Ensayo, prueba, error, corrección. Ensayo, prueba, error, corrección. En un ciclo de un año fueron 15 formaciones diferentes. Línea de tres que en realidad es de cinco, mil combinaciones tácticas que ya aburre detallar, Mascherano de 5-Mascherano de 4-Mascherano de central, Icardi adentro-Icardi afuera, Dybala adentro-afuera-adentro-pero no lo pongo y la obsesión de que el arquero juegue con los pies.  

"El arquero, antes que nada, debe saber atajar", consideró Fillol. Sampaoli se obsesionó con que su arquero supiera jugar con los pies. Claro, el tema es con quién. ¿Con Rojo? ¿Con Fazio? ¿Valía la pena asumir semejante riesgo en cada partido? ¿Valía la pena darle al rival la ventaja informativa de que, si presiona la salida, va a forzar el error y tendrá una chance? 

Romero hizo un esfuerzo por incorporarlo a su juego y finalmente quedó al margen por lesión. El DT tuvo el camino allanado para darle la titularidad a Caballero, quien justamente terminó en la hoguera por un error con los pies. 

“La apuesta por Paulo la tenemos bien trabajada. Sabemos que en el futuro puede darle mucho al equipo. Hoy, como no tenemos mucho tiempo para trabajar, sabemos que se choca con Leo, entonces preferimos apostar por él más adelante”. Dybala afuera de Rusia. "Tengo que buscar que la sintonía de un jugador tan absoluto como Dybala se pueda complementar con Messi". Conclusión: apenas unos minutos de Dybala contra Croacia.

Enzo Pérez pasó de estar fuera de los 23 a titular en los partidos más bravos contra Nigeria y Francia.

Cristian Ansaldi fue elegido por su versatilidad y buen manejo de los dos perfiles. Los laterales por derecha de Argentina fueron Mercado y Salvio. 

Probó con Lo Celso en los últimos amistosos antes del Mundial y parecía interesante el tándem con Mascherano o Biglia. Argentina regaló 54' -y un cambio- con un doble cinco Mascherano-Biglia contra Islandia, el rival más previsible de los cuatro que tocó enfrentar. Lo Celso no sumó minutos en todo el Mundial.

Lo Celso Argentina Francia 300618Getty

Contra Croacia volvió a errar el planteo y tomó menos precauciones de las debidas. Papelón, implosión grupal y volantazo. San Rojo estiró la agonía.

Ante Nigeria parecía haber asomado un XI. El cambio parecía ser claro y simple: Pavón por izquierda y Di María al banco. No. Mejor jugar sin un 9 clásico, con Messi suelto para que Varane y Umtiti no tengan referencia y no patear al arco -salvo la del golazo- en todo el primer tiempo. Messi no solo no confundió a los centrales galos sino que se superpuso con Pavón, Enzo Pérez y Mercado sobre la derecha. 

Creer que el DT de la Selección y su numeroso y capacitado cuerpo técnico no estudian a los rivales sería absurdo. Escuchar al técnico un día antes del partido decir que “la gran fortaleza que tiene Francia tiene que ver con la velocidad en las transiciones. Es muy sólido en defensa donde recupera y sale rápido. A partir de ahí tiene muchos goles de tres o cuatro toques” y no hacer nada en consecuencia, también.

El rival también juega, sí; el rival puede superarte, sí; el rival puede tener a un Mbappé extraordinario e incontenible; sí. Pero peor que improvisar es no saber planificar. ¿Acaso el entrenador pensó que Argentina iba a mantener el control a partir de la posesión durante los 90 minutos? ¿Cuál era el plan B?  

Sampaoli subraya de Francia el sostenido proyecto de Deschamps y dice que el banco de la Selección es el lugar donde siempre quiso estar. Le ofrecen la palabra fracaso pero prefiere hablar de frustración. Por si alguno dudó, dijo que no evalúa irse. Y, de paso, no pierde la ocasión para agradecerle a la AFA, no por la herencia de Grondona, Segura, Armando Pérez y el 38-38. Tampoco por llamar de apuro a Bauza y echarlo al rato. Menos por propiciar la renuncia de Martino y darle la espalda a los juveniles. Y obviamente menos aún por el gran amistoso con Haití y el escandaloso partido cancelado en Israel. 

Mascherano y Biglia ya cerraron su ciclo y a medida que vaya decantando el dolor de la eliminación pueden sumarse otros nombres a la lista. "El sistema te va dejando de lado y hoy me toca irme, no sé qué hará el resto", se desahogó el de Milan. "Ojalá Messi tenga ganas de seguir", dijo el Jefecito. Lo que viene es la Copa América de Brasil 2019 y, más allá, Qatar 2022. Sin renovación no hay futuro. Sin un plan, tampoco. 

Sampaoli tiene contrato hasta 2022 y apartarlo de su cargo sería inabordable económicamente. No hay subjetividad posible: su (¿primer?) año fue un fracaso rotundo y no solo por los resultados. Con o sin él: ¿y si mejor probamos con planificar?

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