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Ronald Koeman BarcelonaGetty Images

Primera final para Koeman

El público del Camp Nou siempre ha sido muy exigente. Incluso consiguiendo victorias, si el juego del Barcelona no divierte, sus aficionados hacen oír su voz para demostrar el malestar por no haber reconocido a su equipo sobre el césped. Es la herencia de Johan Cruyff. En las temporadas 1997-98 y 1998-99, el Barça levantó dos Ligas y una Copa del Rey. Pero su juego no convenció, hasta el punto que, cuando Louis Van Gaal dimitió a mediados del 2000 en solidaridad con Josep Lluís Núñez -que también dimitió como presidente-, nadie lo tomó como un retroceso, sino todo lo contrario. Y eso que el equipo venía de ganar un doblete. Pero los títulos no lo son todo, por lo menos en Barcelona.

El público azulgrana dejó claro durante el partido de Champions League ante el Bayern de Múnich que los resultados no son, ahora mismo, lo más importante. El equipo no está para competir por los grandes títulos, un momento ideal para crecer con los futbolistas de casa. Así se lo hicieron ver a Ronald Koeman los aficionados presentes en el Camp Nou el martes pasado, indiferentes al juego del equipo, pero agradecidos por la presencia de Gavi, Balde y Demir en los últimos minutos de encuentro. Este lunes, ante el Granada (21:00h, Movistar LaLiga), Koeman tiene su primera final. Un partido en el que el entrenador neerlandés tendrá encima las miradas de todo el barcelonismo, con la junta directiva a la cabeza. Será una primera prueba de fuego ante una afición que desea ver a los chicos del plantel competir con los mayores, y más sumándole las bajas de Jordi Alba, Pedri, Ansu Fati, Braithwaite, Dembélé y el Kun Agüero.

La relación del técnico con los máximos dirigentes de la entidad no pasa por su mejor momento. Las declaraciones cruzadas de unos hacia otros han enrarecido el ambiente, que llega tenso tras los últimos planteamientos tácticos del holandés y del run-run que se ha generado por su posible destitución antes de terminar el año si el juego no mejora. Además, la marcha de Koeman es ahora una posibilidad real. El club podrá asumir económicamente su salida, cifrada en unos 12 millones de euros, una decisión que no pudo acometer en verano por la situación financiera extremadamente delicada, pese a haberle reconocido incluso que le estaban buscando un recambio. Joan Laporta no dudará en apretar el botón si la propuesta futbolística no mejora de inmediato. Y dicha propuesta pasa por ser valiente en el césped, por un estilo de juego ofensivo sin ataduras y por contar con los futbolistas jóvenes que llegan con hambre y ambición.

A Koeman se le acabaron las oportunidades. Al entrenador ya no le queda margen de error, sabiendo además que la Asamblea de socios compromisarios del club está a la vuelta de la esquina y siendo consciente de que el socio siempre pide la palabra, sobre todo para exigirle soluciones a la junta directiva. La Asamblea del 16 o 17 de octubre es una fecha señalada en el calendario azulgrana. El equipo debe haber mejorado y la dinámica tiene que haber cambiado o, por lo menos, parecerlo. De lo contrario, el socio le recriminará a Laporta no haber tomado medidas y el culpable pasará a ser, también y por inacción, el presidente.

Tres finales en una semana

La paciencia tiene un límite y Koeman ha agotado la de la junta directiva, que ya le ha puesto sobre la mesa tres exámenes. La primera prueba para nota llega este lunes ante el Granada. Dependerá del juego y de la puesta en escena que su vida en el banquillo se alargue hasta el jueves en Cádiz y, sucesivamente, hasta el próximo domingo 26 ante el Levante en Barcelona. Pero en el club pocos confían. Ni siquiera la dirección deportiva, que tantas esperanzas había puesto en el nuevo proyecto. En la entidad blaugrana siguen buscando entrenador, pese a que la realidad dibuja una situación complicada: quién llegue ahora no liderará un proyecto propio, asumirá el de Koeman, con sus mismos jugadores y con la temporada empezada. No es plato de buen gusto, pero las oportunidades para sentarse en el banquillo del Camp Nou no aparecen cada día. O lo toman, o lo dejan.

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