Pavon River Boca Final Copa LibertadoresMatthias Hangst/Getty images

Pavón, Villa y la postura de Boca que sorprendió a Gallardo

Aunque, para muchos, lo importante pareciera estar muy lejos del césped, los jugadores y la pelota, la realidad indica que si River es el campeón de la Copa Libertadores es porque le ganó un partido de fútbol a Boca. Y lo hizo de manera merecida, porque supo revertir el trámite de un encuentro en el que había comenzado muy complicado, en buena medida porque, tal como reconoció Marcelo Gallardo, el planteo del rival lo sorprendió: "No esperaba que nos dieran la posibilidad de manejar la pelota y esperarnos en campo propio con mucha gente. Sabía que si jugaban Villa y Pavón ellos iban a intentar aprovechar alguna contra, pero no esperaba que lo hicieran tan atrás".

Después de un partido de ida en el que el Millonario había complicado mucho al Xeneize al superpoblarle el mediocampo con la presencia de dos laterales muy adelantados en una -falsa- línea de cinco defensores, Guillermo Barros Schelotto se pasó todo el largo tiempo entre las dos finales en busca de alternativas para solucionar la desventaja numérica en esa zona del campo. Tras muchas pruebas, el Mellizo finalmente decidió respetar su tradicional esquema 4-3-3, pero con los dos extremos mucho más retrasados que lo habitual, casi acoplados a la línea de volantes. El objetivo era claro: complicar la circulación de pelota del Millonario y salir rápido de contragolpe tras la recuperación, para aprovechar una campo de juego mucho más veloz que el de las canchas argentinas.

Así, Boca se replegó como nunca antes en el torneo y no tuvo ningún reparo en cederle la iniciativa a su rival: el 33,4% de posesión que tuvo el conjunto de la Ribera a lo largo del partido fue, por mucha diferencia, su registro más bajo en toda la Libertadores (en la vuelta de las semis contra Palmeiras, donde defendía una ventaja de dos goles, había tenido un 37,1%). La estrategia le resultó a la perfección al equipo de Guillermo durante el primer tiempo, en el que a pesar de haber aún menos tenencia que en el total del encuentro (32,8%) fue mucho más peligroso que River, remató 7 veces contra 2 del conjunto de Gallardo y se fue en ventaja al descanso gracias al gol de Darío Benedetto.

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"Cuando vi la postura de los dos extremos, que retrocedian de una manera un poco exagerada, dije 'vamos a tener que tener mucha paciencia para encontrar los espacios'. Nos cortaron la posibilidad de generar nuestro circuito de juego, tal vez no lo esperaba de esa manera", admitió el Muñeco tras el triunfo. Un análisis del sector del campo por el que se movieron tanto Pavón como Villa en el primer tiempo deja en claro que su tarea pasaba mucho más por la ruptura que por la creación. Basta comparar con los espacios que ocupó Gonzalo Martínez, el mediocampista más adelantado del Millonario, para ver hasta qué punto se retrasaron el cordobés y el colombiano de Boca.

GFX Mapa Calor Martinez Pavon VillaGoal

Si bien el plan del Xeneize había resultado muy bien en la etapa inicial, en la segunda parte River empezó a encontrar espacios, especialmente a partir del ingreso de Juan Fernando Quintero y el nacimiento de sus pequeñas sociedades con Nacho Fernández. Y cuando el Millonario se le vino encima, el conjunto del Mellizo, cansado por el esfuerzo realizado en el primer tiempo, no supo cómo reaccionar. Entonces se vio el problema que tenía Boca en el banco: sin Agustín Almendra (quien pasó de tener chances de ser titular a quedarse afuera de los 18), la única alternativa para sumar gente en la zona media era Fernando Gago, a quien el físico no el respondió. La roja a Wilmar Barrios en el comienzo del tiempo suplementario no hizo más que complicarle aún más el panorama. El final de la historia ya es conocido.

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