Leandro Paredes Gnaby PSG Bayern Munich Champions League Final 2020Getty Images

Paredes reprobó su prueba de fuego: ¿qué le falta para ser el cerebro que busca la Selección argentina?

No es común observar a Leandro Paredes apagarse. Su carisma y su mentalidad siempre lo ponen como protagonista, pero no todos los días hay un título de la jerarquía de la Champions League en juego. Era la prueba de fuego que hace tanto esperaba y que podía catapultarlo hacia una posición de privilegio, tanto en Europa como en Argentina. La derrota, sin embarago, volvió a poner en duda su capacidad para hacerse cargo de los momentos importantes.

LA CHAMPIONS YA NO HABLA EN CRIOLLO

Leo fue uno de los pilares en la construcción del esquema de Thomas Tuchel. La versatilidad que encontró el DT en el exjugador de Boca fue lo que le permitió rearmar el mediocampo ante la lesión de Marco Verratti y lo que le habilitó la posibilidad de poner a todas las estrellas en la ofensiva. Despliegue hacia atrás, combatividad en el medio y buen pie hacia adelante, se ganó su lugar junto a Marquinhos y Ander Herrera de cara a la primera gran final de su carrera.

La presión de afrontarla, sin embargo, lo sobrepasó. No solo a nivel individual, sino a nivel colectivo: en un contexto poco habitual, el conjunto francés disputó por primera vez un partido definitorio y, aunque contó con la experiencia de Neymar y Ángel Di María, lo cierto es que los millones y millones invertidos para conseguir la tan ansiada Champions se convitieron en una mochila difícil de cargar para todos.

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EN LA LIGUE 1 / EN LA CHAMPIONS

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Paredes no debía ser la figura del equipo, pero sí tenía que estar a la altura de lo que había producido hasta el momento. Y no lo estuvo. Vale un ejemplo de sus estadísticas de la  mano de Opta: ante Leipzig, acaso uno de sus mejores encuentros de la temporada, llegó a tocar 89 pelotas y a dar 73 pases correctos sobre 78 ensayados. Ante Bayern Munich, sin embargo, la tocó apenas 32 veces, dio solo 20 pases correctos y, aunque generó una situación de gol, perdió cinco veces la pelota. Muy poco para quien debía ser uno de los cerebros de los parisinos. 

ICARDI, LA SOLUCIÓN QUE NO FUE

Lionel Scaloni confía ciegamente en él para transformarlo el mejor socio de Lionel Messi en la renovada Selección argentina, pero los 65 minutos que sumó en el Estádio da Luz lo reprobaron. ¿Significa esto que debe perder el puesto? ¿Que el seleccionador debe buscar alternativas? No necesariamente. El volante tiene la calidad para ser quien potencialmente se espera que sea. Pero deberá demostrar que, en las instancias decisivas, puede sacar la cara por sus compañeros y no a través de peleas fútiles, sino con el talento que sale de sus pies y su cabeza.

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