La temporada 2018-19 del fútbol de ascenso será desgraciadamente recordada por un sinfín de decisiones reglamentarias y arbitrales que salpicaron varias consagraciones. Pero ninguna de las categorías del fútbol argentino quedó tan sacudida como el Torneo Federal A, que finalizó de una manera pocas veces vista: con una sentada como protesta de uno de los finalistas del reducido por el segundo ascenso, en plena disputa del duelo decisivo por un lugar en la Primera B Nacional.
En Mar del Plata se enfrentaban Alvarado y San Jorge de Tucumán, que no habían podido conseguir el título en el pentagonal que ganó (de manera sospechada) Estudiantes de Río Cuarto. Luego de superar varias fases, se volvieron a encontrar y la primera final, jugada en el norte, finalizó 0-0. La revancha se disputaba en el José María Minella de Mar del Plata y el local se imponía por la mínima en medio de un escandaloso arbitraje de Adrián Franklin, quien a los 24 minutos del primer tiempo había expulsado a Valdez en el equipo tucumano y luego del gol, convertido a los 47, le mostró la roja a Guardia por un reclamo.
Apenas pasaban cuatro minutos del complemento y los nueve jugadores que quedaban en San Jorge, cinco de ellos ya amonestados, decidieron sentarse sobre el campo de juego, frente a la atónita mirada de sus rivales. Ante esta situación, el juez dictaminó el final del encuentro y, por ahora, la victoria por abandono y el ascenso para el equipo cuyo expresidente es Facundo Moyano, hijo del mandatario de Independiente, aunque el resultado deberá ser ratificado por el Tribunal de Disciplina de la AFA.
"Esperábamos un pésimo arbitraje en la previa pero esto así no, nos robaron en la cara", expuso Ricardo Tapia, capitán del equipo tucumano, mientras que Enzo Guardia, uno de los expulsados, manifestó que "nos rompemos el orto laburando todo el año para que vengan y te roben así, esto es un robo. No estamos en condiciones de salir a jugar con este tipo dirigiendo".
Cabe recordar que, hace poco más de un mes fue Juan Tejera, un jugador de Estudiantes de Río Cuarto, quien afirmó que "cuando firmé, el club me dijo que estaba todo arreglado para ascender", lo que provocó un gran manto de sospechas en la tercera categoría que nuclea equipos de buena parte de las provincias del interior del país.
