NACHO REAL VALLADOLID REAL MADRID LALIGAGETTY IMAGES

El Real Madrid corta la hemorragia y Florentino Pérez gana tiempo

OPINIÓN

El Real Madrid de Solari salvó el honor este domingo en Valladolid después de sufrir la peor semana de su historia reciente. No ganarán ningún título ya este año, no continuará el técnico el próximo curso siquiera, pero al menos se cortó una hemorragia que por momentos amenazó con llevarse todo por delante. De hecho, las sensaciones de los blancos no fueron mucho mejores en el José Zorrilla, pero la ineficacia pucelana en las dos áreas permitió a Benzema y Varane iluminar un camino que estuvo a oscuras durante muchos minutos. Los goles fueron blancos, pero la responsabilidad del resultado recayó en buena medida sobre el Valladolid, con sus fallos en ataque y defensa. Porque lo tuvieron en su mano en la primera hora de juego. Dicho esto, el 1-4 no es sino la mejor réplica posible por parte del vestuario a una profunda crisis entre los blancos. Si Florentino Pérez buscaba una reacción ante la amenaza inminente de un relevo en el banquillo, la encontró este domingo por la noche. No tendrá fútbol total en su bolsillo, pero al menos ganará tiempo para tomar una decisión con respecto a Solari sin tantas urgencias ni calenturas como la pasada semana. En sus manos queda ahora mismo.

El Real Madrid, sea como fuere, es un club de excesos. Si se pone a ganar, conquista tantas Champions League que es necesario remodelar la vitrina de trofeos. Y puestos a perder, le crecen los enanos hasta en las plazas más inverosímiles. Así las cosas, la primera media hora en Pucela fue bien propia de una película de los hermanos Marx. Los jugadores calentaron a oscuras por un apagón en el estadio José Zorrilla. Alcaraz mandó a las nubes un penalti absurdo nada más empezar. Desde el VAR anularon un gol (ilegal) a Guardiola por fuera de juego, pero desde la realización de televisión enseñaron una sala vacía que no era la que estaban usando los árbitros del VAR. Y cinco minutos después, Gil Manzano volvería a anular otro gol a Guardiola por fuera de juego. La vencida para los pucelanos llegó a la cuarta, con un gol de Anuar tras un escorzo del propio Guardiola. 1-0 en el marcador después de treinta minutos desternillantes para el espectador neutral. No tanto para el madridista, por motivos obvios. 

Y es que no le podían pasar más cosas y más extrañas a un equipo blanco ya de por sí bombardeado estos últimos cinco días por desencuentros y situaciones de lo más bizarras. De hecho, parecía que todo ello le estaba pasando factura a los blancos en Valladolid. Desubicadísimos en cuerpo y en alma sobre el césped del José Zorrilla. Si no llega a ser por el VAR y ese penalti al limbo, lo mismo estábamos ante la cuarta derrota consecutiva, y la peor racha de resultados de toda la década en el Real Madrid. Sin embargo, el equipo de Solari resurgió de entre sus propias cenizas. Y lo hizo, también, a la rocambolesca.

Primero, con un gol de Varane poco antes del descanso, tras un rechazo a un córner y una mala salida de Masip ante Nacho Fernández. Y nada más regresar de la caseta, pese al empuje local, fue Benzema el que rompió la igualdad en el electrónico desde los once metros después de un penalti absurdo de Oscar Plano a Odriozola. Ocho minutos después, Benzema pondría tierra de por medio al cabecear a gol un córner muy mal defendido. Si el Valladolid fue incapaz de sumar un gol tras un penalti y dos acciones anuladas, el Real Madrid mató el partido en apenas tres acciones. Mejor dicho, en apenas tres deslices de los locales. Las sensaciones podían no estar siendo buenas, pero el resultado, sí. Y dada la situación límite de los blancos, Solari pensaría que ni tan mal. Que ojalá hubiera sido así la pasada semana. La diferencia entre enfrentarse al Valladolid y hacerlo ante Barcelona o Ajax, claro.

El partido terminó con 1-4 gracias a otro gol de Modric en una buena acción, y con Casemiro expulsado de la manera más tonta posible por obstaculizar una falta. Ni lo notó el Real Madrid, tranquilo la última media hora, y que al pitido final celebró la victoria no como si les fuera La Liga en ello, pero sí como si les fuera la vida. Han podido sacar la cabeza. Jugadores y entrenador han dado así su respuesta a la crisis más profunda que se recuerda en años. Ahora la pelota está en el tejado del club.

Anuncios