Que Marruecos es un país con una clara ascendencia francófona es tan evidente como que el barcelonismo era muy mayoritario en las gradas del Grand Stade de Tánger, donde el Barcelona disputó la Supercopa de España frente al Sevilla. Tanto es así que ambos elementos, la proximidad cultural con Francia y el barcelonismo de la afición local, se encontraron a los cinco minutos del segundo tiempo, cuando Ernesto Valverde dio órdenes a Philippe Coutinho para que empezara a calentar tras arrancar el partido desde el banquillo.
La afición, sin embargo, recordando la alternancia entre el brasileño y el francés la temporada pasada con la camiseta azulgrana, no dudó en posicionarse a favor del delantero francés, flamante miembro del equipo ganador de la Copa del Mundo hace pocas semanas, y le aclamó con cánticos de "allez, allez Dembélé", un coro que el Camp Nou desconoce todavía. Sin embargo, el desarrollo del juego hizo que la afición equivocara la comparación entre el delantero francés y el centrocampista brasileño.
Porque Coutinho no reemplazó a Dembélé sino a Arthur Melo, que formó de titular en la medular azulgrana, confirmando que los dos fichajes estrella de la temporada pasada pueden jugar juntos. Por lo menos en opinión de Valverde, cuya opinión, a fin de cuentas, es la que vale.
