Minuto '82. Diego Maradona agarra la pelota en mitad de cancha y se saca a tres rivales de encima antes de meterle un pase a Claudio Caniggia entre las piernas de Galvao para que el Pájaro eluda a Taffarel y ponga el 1-0 definitivo que le daba el pase a la Selección argentina a los cuartos de final de Italia '90. Si la historia la escriben los que ganan, significa que existe otra que no fue escuchada. Y en este caso, la que quedó detrás de aquel triunfo fue el baile que le dio Brasil a la Albiceleste aquella tarde en Turín.
Al combinado conducido por Carlos Salvador Bilardo no le venía resultando nada fácil aquel Mundial. En un grupo que se perfilaba accesible, se clasificó como uno de los mejores terceros tras caer en el debut ante Camerún y empatar en el último partido ante Rumania. Así, quedó por el lado más difícil del cuadro, teniendo que enfrentarse al equipo de Lazaroni, uno de los grandes candidatos, en octavos de final. Pero, nunca como antes, la filosofía del DT argentino del "ganar como sea" se aplicó en un campo de juego.
Los que asistieron al viejo estadio de la Juventus pudieron observar, durante casi la totalidad del encuentro, cómo los brasileños paseaban al campeón del mundo. El propio Bilardo contó, años más tarde, que en la charla durante el entretiempo solo les hizo un pedido: "¡No se la den más a los de amarillo!". Las estadísticas, de hecho, reflejan lo que fue una clara superioridad en casi todas las facetas del juego: tuvieron mayor posesión (61% a 39%), lo dobló en remates al arco (13 a 6), dio más pases (350 a 217), en los que fue mucho más preciso (83,9% a 77,8%) y hasta ganaron más duelos individuales (55% a 44%).
Pero no hubo caso. Goycochea sacó todo, los palos ayudaron y el Diez -con una inflamación grande en su tobillo- pintó otra obra de arte como cuatro años atrás para mantener con vida a Argentina.
