España va en serio. Mientras todos hablaban de Francia, de Inglaterra o de Alemania, la Roja presentó sus credenciales en esta Eurocopa, primero con un 3-0 sobre Croacia y luego un engañoso 1-0 sobre Italia, que mereció ser mucho más amplio. En ambos juegos redondeó actuaciones colectivas consistentes, por el nivel mostrado y por el peso propio del rival, con un nombre por encima del resto de las individualidades: el de Rodrigo Hernández Cascante.
En un torneo donde se discute quién es el jugador más destacado del momento, hay una cuestión en la que el debate está cerrado: Rodri es el mejor mediocentro del mundo. Y el jugador del Manchester City volvió a demostrarlo en los dos duelos jugados en Alemania, donde fue el eje de todo lo bueno que volcó el equipo de De la Fuente al campo de juego.
Sin embargo, el madrileño finalizó agotado el partido contra los croatas, a tal punto que debió ser reemplazado cuatro minutos antes del final, mientras que completó con lo justo los casi 100 minutos frente a Italia. Por eso, la suspensión de cara a la última jornada, con el equipo ya clasificado a octavos de final, lejos está de ser un inconveniente.