OPINIÓN
Fue un momento complicado. Muy complicado. Y en el Real Madrid hay muchos que todavía lo recuerdan. Era Navidad y el equipo blanco venía de perder contundentemente en el Clásico. Los resultados en enero tampoco acompañaron. La presión era insoportable en la Casa Blanca, ante una temporada irreconocible para el vigente campeón de Europa. Pero Zidane siempre confió en su equipo y en su vestuario. Incluso tumbó el traspaso de Kepa cuando sólo faltaba ponerle el lazo. Casi no se llevó críticas por aquello… Fue el único que creyó. Y al final, resulta que Zidane siempre tuvo razón. El Real Madrid no estaba muerto. Sólo estaba de parranda.
El PSG lo sufrió. Un desembolso de 400 millones este verano no le dio para construir un equipo, ni para darle alma a un club nuevo que domina con comodidad en su país, pero que vuelve a quedarse fuera de la conquista de Europa en la primera batalla cara a cara. Trataron de construir un infierno en el Parc des Princes, entregándose incluso a sus ultras para ello. Pero la llama ni prendió siquiera. El primer disparo a puerta llegó a los 40 minutos. Y mientras tanto, el Real Madrid se mostraba sólido sin casi fisuras.
Lo hizo en parte por la alineación de Zidane. Eso también hay que reconocérselo al técnico galo. Y es que apostó por los jugadores que mejor estaban. Esto es, sin Bale, sin Isco y sin los recién recuperados Kroos y Modric. Los Kovacic, Lucas y Asensio estaban mucho mejor, ellos fueron los seleccionados, y demostraron el porqué. Mientras el croata (¡con 23 años!) se comió junto a Casemiro a toda la medular parisina, Asensio fue el que construyó el 0-1. Robo a Dani Alves, burreo para dibujar el Arco del Triunfo bajo las piernas del lateral brasileño para asistir a Lucas, y el centro del gallego lo cabeceó Ronaldo a gol para cerrar la eliminatoria y el partido. La última vez que Cristiano pisó París fue para recoger el Balón de Oro en la Torre Eiffel. Hoy regresó a la capital francesa para demostrar por qué: 12 goles en Champions marcando en todos los partidos (son dos tantos más que todo el Barcelona), 31 goles este curso, 11 tantos en sus últimos 6 partidos… Fue el auténtico Rey del Parque.
El gol terminó de convertir el partidazo del Real Madrid en todo un baile, con todas las letras. Verratti contribuyó un poco más autoexpulsándose. Y aunque Cavani recortó distancias de rebote, el guión no cambió lo más mínimo. Al contrario. El Real Madrid acabó gustándose, Casemiro dio la merecidísima victoria a los blancos, y si no llegaron más goles fue por pura casualidad. Uno de los favoritos está fuera estrepitosamente, y ahora el equipo blanco ocupa su lugar. No importa lo que haya hecho en Liga que, como decía Queen, lo del Real Madrid con la Champions ‘it’s a kind of magic’. Y encima, gracias a las decisiones de Zidane, ahora está más unido y más enchufado que nunca antes esta temporada. Con el equipo habiendo resucitado tras haberle dado por muerto, ganando en los dos partidos al todopoderoso PSG. Y los teóricos suplentes subiendo el nivel y la competitividad. Kiev ya no parece tan lejano.



