OPINIÓN
El Real Madrid llegaba a Mestalla con la obligación de ganar, tanto para no descolgarse en exceso de LaLiga y seguir en la lucha por las plazas para la Champions como para mantener la confianza de cara a la eliminatoria continental de octavos con el PSG.
La temporada del Real Madrid se ha convertido en una apuesta única, tremendamente arriesgada, después de la eliminación de Copa y tras los continuos descalabros en LaLiga que, además del adiós al título liguero, han disminuido al mínimo el crédito del entrenador galo al frente del banquillo merengue.
Curiosamente, Benítez, anterior técnico del Real Madrid, vivió su adiós como preparador madridista tras empatar ante el Valencia y Ancelotti, otro de los predecesores, quedó señalado también tras su paso con derrota por la capital del Turia.
Próximos partidos
Con todos estos antecedentes, Zidane ha conseguido un resultado positivo en uno de sus peores momentos profesional como preparador y justo en el estadio que terminó por enterrar la carrera de Ancelotti y Benítez. Una resurrección provisional para Zidane a través de este 1-4 que tendrá su siguiente examen ante el PSG.
