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Unas veces se gana y otras, se aprende

Ruben Uria BlogGoal

"Algunas veces se gana y otras, se aprende". La frase inmortalizó mundialmente a John C. Maxwell, uno de los gurús del liderazgo. Y su esencia se le puede aplicar, sin anestesia, al Atlético de Madrid. A caballo entre la histeria colectiva que genera no ganar y el pesimismo habitual de la casa, el atlético vuelve a las andadas. Acostumbrado al caviar del cholismo, cada vez que no se gana o el resultado invita a dar un paso atrás, el personal compra el boleto de la duda, hace caso a los francotiradores apostados y prefiere buscar culpables antes soluciones. No importa que Simeone, el profeta de la religión cholista, haya demostrado su capacidad para liderar dos mil veces. Todavía hay quien recela de Diego 'Padre'. Increíble, pero cierto. Y tampoco importa que este grupo de jugadores, en la dificultad extrema, haya demostrado sobradamente estar preparado para afrontar cualquier adversidad y superar los obstáculos con éxito. No importa, se escoge la duda y se instala allí donde sobra. 

Volvamos a la frase de Maxwell. Ante el Oporto, no se ganó y sin embargo, lo preocupante es que el personal salió sin aprender. O al menos, sin poner en perspectiva y contexto lo que había sucedido. El Oporto, un clon del Atleti primigenio construído por Simeone, anuló al actual Atleti. Se encastilló, compitió, pegó, desquició y anuló todas las virtudes rojiblancas. Negado toda la noche, el Atleti chocó una y otra vez contra su anterior versión. Un equipo rocoso, áspero, potente y que moría en cada balón dividido. El Oporto, que no tiene los mejores solistas del torneo, demostró tener uno de los mejores equipos de la competición. Tuvo un plan, lo sostuvo y a punto estuvo de llevarse un botín de oro. ¿Y el Atleti, qué? Pues ahora que es un equipo que casi siempre gana, le toca aprender cuando no lo hace. Aprender, pero de verdad. 

A vuelapluma, primera lección: Europa no es España. El Atleti, candidato en el torneo doméstico, no lo es en el foráneo. ¿Por qué? En LaLiga puedes ganar jugando al trote, pero en la Champions se exige una condición física óptima, una concentración extrema y una velocidad de ejecución que este Atleti, por ahora, no tiene. El equipo está aún de pretemporada y son muchos los jugadores que sigue buscando un estado de forma que aún no encuentran. Hablaremos del gobierno en primavera. Seguro. Eso sí, antes hay que clasificarse. No será un crucero de placer. 

Seguna lección. Anda el personal revuelto y a pesar de que Simeone no es dudoso, la parroquia rumia el debate y mastica sus gustos peloteros desde el sofá. ¿Deben adapatarse los fichajes al equipo construido o debe el campeón hacer hueco al rol de los nuevos? ¿El huevo o la gallina? La cuestión sorprende porque si alguien ha demostrado criterio para esconder defectos y potenciar virtudes, ése es el Cholo. Y si alguien tiene dudas, que tire de hemeroteca. No se casa con nadie, no tiene compromiso con nadie y no anda echando cuentas para hacer la alineación. Simeone no es de tocar aquello que funciona. Ahora bien, como todo comienzo de temporada, siempre da rienda suelta a experimientar diferentes soluciones y posibilidades: así encontró aquel sistema rocoso de 2014, así forjó aquel plantillón de 2016 y así construyó el sistema del curso pasado, apostando por un nuevo estilo, un nuevo sistema y unas nuevas misiones para cada jugador. Ante la duda, certeza: Simeone proveerá. 

Tercera lección. Si no se gana, el jugador debe aprender. Y Simeone, que no es infalible, también. Hay que mejorar la salida de balón y los cruces con unos centrales que confunden la precisión con las prisas. Hay que trabajar más las jugadas a balón parado y pedir más precisión a los que golpean. Hay que replantearse el plan Suárez ante equipos que adelantan su defensa. Hay que convencer a Joao de que ponga su talento a la misma altura de su regularidad, hay que explicarle a Antoine que su rol está entre líneas, hay que insistir en potenciar a Correa y sobre todas las cosas, hay que recuperar un mensaje que siempre ha dado su fruto: mejor calidad de minutos que cantidad de minutos. Unas veces se gana y otras, se aprende. Antes de Simeone el Atleti ganaba poco y aprendía menos. Ahora está el Cholo, se gana más que nunca y cuando no se logra, hay que bajar a la tierra y aprender. Ante la duda, no consuman. Ojos abiertos, humildad y atención a las señales del camino. No será el primer Oporto, ni tampoco el último, que espera a la vuelta de la esquina. A veces, lo que sucede, conviene. 

Rubén Uría  

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