Florentino Gil Marín LaportaGetty

Superliga europea, el torneo de los espejos

Firma Juan Manuel LópezGoal

Soy rico y quiero ser cada vez más rico. Eres pobre y quiero que seas cada vez más pobre. Soy rico y me quiero juntar sólo con una minoría rica, sin importar eso que existe alrededor. A nuestras reuniones de millonarios, quizá, invitemos por lástima a algún pobre porque la caridad suele mejorar el marketing.

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Soy rico y me quiero inventar las reglas, olvidando conceptos democráticos (“el club es de los socios”). Sepan entender, por favor, no se trata de una maldad: sucede que soy rico, y los ricos crecemos y nos desarrollamos esquivando ciertos valores éticos.

Soy rico y con mi fortuna tengo la capacidad para endulzar oídos pobres a través de los medios de comunicación. Soy rico y me gusta evadir algunas responsabilidades. Soy rico y, sinceramente, me cuesta demasiado vivir en una comunidad con tanta clase media y baja. Soy rico y desde la infancia uno aprende que con el dinero se pueden borrar historias ajenas, culturas ajenas, méritos ajenos y oportunidades ajenas.

Para qué engañar a esta altura de los acontecimientos: soy rico y me fascina diferenciarme de los pobres, me atrae verlos siempre en un escalón más abajo, en una vida de segunda o tercera. Hace tiempo que borré la palabra “empatía” de mi diccionario porque ocupa un innecesario espacio en la cuenta bancaria. Por otra parte, soy rico y no me gusta respetar el poder de algunas instituciones porque el único poder, el que vale, es el mío, el que impongo sobre los demás. 

Señoras y señores, consumidoras y consumidores, presten atención. Les habla el dueño del circo: soy rico y la gran oferta que traigo para los próximos años no sólo aumentará mi riqueza, sino que aumentará el patrimonio de los pobres que, desde luego, serán más pobres.

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