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Santos, el equipo que trasciende pese a no ser la prioridad de sus dueños

Uno de los equipos más constantes en los últimos años del futbol mexicano es Santos. El cuadro verdiblanco se ha encargado de poner en alto su nombre con buenos rendimientos, pero al parecer sus dueños no reconocen del todo sus logros, aplaudiendo con mayor enjundia lo que hacen sus "hermanos".

Santos pertenece aGrupo Orlegi, un consorcio sumamente relevante en el futbol mexicano. Su presidente, Alejandro Irraragorri, se avocó a darle lo mejor al cuadro Lagunero, con un nuevo estadio que su afición agradeció bastante. Sin embargo, cuando llegó su nuevo equipo, todo cambió.

En 2019, Atlas fue el objetivo de compra primordial para Orlegi. Azteca dejó ir a los Rojinegros en un movimiento que parecía favorecer a ambas partes. Desde entonces, los de Jalisco han sido los consentidos de un grupo que parecía niño con juguete nuevo.

Después de la transacción, Irrarragori optó por seguir el modelo que tenía Azteca con Atlas: rotar jugadores entre sus equipos. Cuando uno necesita ayuda, el plantel del otro puede reforzarlo. En esta ocasión, con un proyecto Lagunero sólido, era tiempo de ayudar a sus hermanos menores.

Uno de los principales movimientos fue el de Julio Furch. Tras hacerse una auténtica figura en la Comarca Lagunera, el delantero argentino dejaría de ser el referente de Santos para sumarse a la causa del Atlas, aunque una lesión lo mantuvo alejado gran parte del Guardianes 2021 y solo pudo aparecer en la fase final.

Sin embargo, la salida del sudamericano no pesó en Torreón. Eduardo Aguirre se colocó como el nuevo eje de ataque del equipo dirigido por Guillermo Almada y, a pesar de tener cualidades diferentes a las de Furch, supo convertirse en el nuevo centro delantero del club.

Atlas, un equipo que no ha tenido éxitos deportivos en más de 60 años, ganó terreno sobre un cuadro Santista que está entre los más ganadores del futbol mexicano. Sin embargo, el equipo demostró que, a pesar de las carencias, está a dos partidos de darle una alegría más a sus dueños, aunque ellos lo menosprecien.

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