La clásica novela de los mercados de pases en River tuvo como protagonista a Agustín Palavecino, al que Marcelo Gallardo pidió de forma insistente. La dirigencia se esforzó, cumplió con el entrenador y en su primer partido como titular, nada menos que en el Superclásico, puso el gol del empate.
El Millonario chocaba permanentemente con la defensa de Boca, hasta que Angileri encontró el hueco para enviar el centro y el 8, en un movimiento poco ortodoxo sacó un cabezazo en retroceso que se metió en el segundo palo de Andrada.
