Ovarios, capítulo IV: Miriam Mayorga, botines y estetoscopios

Van 74 minutos del encuentro ante Escocia, el último de la Selección argentina en el Grupo D en el Mundial de Francia 2019. La Albiceleste, que empató uno y perdió otro, está obligada a ganar si quiere conseguir la cladificación a octavos de final por primera vez en su historia. Pero pierde 3-0.

Ovarios, capítulo II: Vanina Correa, ponerle el cuerpo a la vida

Mili Menéndez agarra la pelota, levanta la cabeza y remata: descuentan las de Borrello, convirtiendo además su primer gol en Mundiales. Cinco minutos después una de las estandartes del equipo, Florencia Bonsegundo, mete un derechazo que hace vibrar el travesaño y entra. La hazaña está más cercana. Con un empate, Argentina puede soñar todavía con la clasificación si se dan otros resultados. Faltan cinco para el final, Aldana Cometti cae en el áreapero la juez del partido indica que no hay falta, pero debe apoyarse en el VAR. Todo es nerviosismo e insertidumbre.Finalmente, penal para Argentina. Bonsegundo agarra la pelota, remata y ataja Lee Alexander. Pero, otra vez, hay VAR. Y la decisión es clara: se patea de nuevo por adelantamiento de la arquera. Ni Fontanarrosa se hubiera animado a tanto. Otra vez Bonse agarra la redonda. Esta vez termina en 3-3. Por suerte para todos y todas en París, entre las 22 jugadoras hay una médica.

Miriam Mayorga Seleccion argentina 2019

Ovarios, capítulo II: Vanina Correa, ponerle el cuerpo a la vida

"Botines y estetoscopio no puede faltar", dice Miriam Mayorga cuando habla con Goal. Lo dice con naturalidad, como si combinar una carrera futbolística y la carrera de medicina fuera algo de todos los días: cursar a la mañana, entrenarse a la tarde y estudiar a la noche. Y, cuando el tiempo lo permitía, hacer alguna changa para ganarse unos pesos. Miriam o "La Doc", como le dicen sus compañeras de UAI Urquiza, equipo en el que es capitana, y la Selección, nació en Bariloche el 20 de noviembre de 1989. Hasta los 22 años vivió en su ciudad natal,donde jugaba al fútbol los fines de semana y cuando su trabajo de cajera en un autoservicio se lo permitía, y donde también estaba construyendo su propia casita. Pero un día, a los 22 años, Diego Guacci -por entonces técnico de la UAI- la vio jugando un torneo regional y la sedujo para ir a Buenos Aires. ¿La propuesta que no pudo rechazar? La posibilidad de ser becada para estudiar medicina, carrera que no había en su provincia.

Ovarios capítulo III: Gabriela Garton, romper con los mandatos

"¿Cómo hacía? Estudiando en el viaje, en el colectivo,en el subte -cuando había lugar-, o a veces a la noche sin dormir. Tampoco alcanzaba a comer muchas veces. Todos los minutos eran importantes", recuerda y le agradece a esas tazas de café y esos mates que la ayudaron a combatir el sueño y poder recibirse. Ahora, se le viene la residencia, pero tendrá que esperar un poquito: justo cuando iba a empezarla, llegó el Mundial. Y los papeles se invirtieron y ese fútbol que fue herramienta para llegar a la medicina hoy es se transformó en prioridad para La Doc. "Médica voy a ser toda la vida, el Mundial es ahora", dijo antes de viajar a Francia, donde Argentina hizo historia a pesar de haber sido eliminada en fase de grupos. Ahora volverá al estetoscopio y a los libros mientras defiende la camiseta de la UAI porque la actualidad de las futbolistas en el país es muy distinta a la de los varones. "Se creen que estoy llena de plata o llena de ropa porque estoy en la Selección argentina. Que conozcan un poquito más la realidad. Esto es sacrificio o ayuda de la familia, en mi caso, porque no tengo tiempo de trabajar", resalta. Qué jugadora.

Anuncios