Goal
Es tan mediático el maremoto que provocan Haaland y Mbappé que pudiera parecer que no existen más delanteros en el mundo. Que el único camino al gol en serie y a la amenaza constante es que tu equipo se vuelva majara por alguno de ellos (o por los dos). Que ningún jugador de élite te puede dar la potencia de fuego que ellos ofrecen. Falso. Arrumbado en el norte de Londres, hay un atacante total que no tiene demasiado que envidiarles.
No recuerdo muchos delanteros que me hayan hecho disfrutar esta temporada más que Harry Kane. Un nueve al que chirriaba ver con el diez a la espalda hasta que decidió, en lugar de cambiarse de dorsal, mutar su juego para hacerlo digno de ese número. El Kane del inicio del curso era una delicia de controles, pases al primer toque y caracoleos cancheros para esconder la bola. Puro ‘Harryquelme’, como llegó a bautizarle el propio Tottenham en sus redes.
Espoleado por esas exhibiciones en tres cuartos de campo de su jugador franquicia, y con un Son lanzado (recogiendo las asistencias de Kane como Sonic cazaba los anillos en la Mega Drive), el Tottenham llegó a hacernos dudar sobre si ahí se estaba fraguando un equipo candidato a títulos. Hasta que la enfermería obligó a mirar a un fondo de armario que se sujetaba con alfileres.
Y como se derrumbó un Tottenham en el que ahora Mourinho anda diciendo que igual la Conference League no es un mal plan, se esfumó el hype del huracán Kane. Ya casi nadie se acuerda de un punta que combina como muy pocos la finura y la contundencia. Que sabe ser Benzema, pero al que tampoco le viene grande el traje de Lewandowski. Si los Spurs no alzan el vuelo, será un pecado que ningún equipo competente de Champions le tienda la mano. Con todavía 27 años, a Harry Kane le quedan aún muchos espectadores a los que levantar de sus asientos.
Quizá un viaje a Manchester, quizá una mudanza a París. Mantener a Kane lejos de la élite europea es un lujo que nos nos podemos permitir. Que alguien rescate a Kane de la emboscada de High Road, aunque haga falta movilizar a un batallón entero (de banqueros).