Messi

No lo vas a entender, Van Gaal

No está en la libreta de Louis Van Gaal que la va a agarrar, girar, desacelerar, volver a arrancar, bajar la vista hacia la pelota y meter un pase profundo para dejar solo a Molina.

Sí está en la libreta que, según su punto de vista, en las semifinales del Mundial 2014 "no la tocó".

No está en la libreta que se va a retrasar, que va a caminar, que no va a formar parte de algunas jugadas.

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Sí está en la libreta que Messi no es el mejor presionando y que su zona puede ser un buen foco de iniciación para su equipo.

Pero no está en la libreta que el otro jugador de ataque, Julián Álvarez, corre por tres.

Louis Van Gaal, el entrenador de Países Bajos, es un tipo de enorme trayectoria que estuvo a cargo de algunos equipos que movieron la aguja del fútbol moderno, especialmente el Ajax de sus inicios (cuando su estilo era menos de libreta y más emparentado a Cruyff, su mentor que luego fue olvidando con el tiempo).

Antes del partido ante Argentina, se la pasó hablando de Messi. Primero dijo que en el encuentro de semifinales del 2014 "no había tocado la pelota". Algo falso, ya que la Pulga, en ese partido -cerrado y duro, es verdad- había tocado más pelota que en otros juegos del mismo Mundial, como ante Bélgica y Alemania. Y luego hizo foco en que el capitán argentino no era bueno en la presión y que eso podía ser algo ventajoso para su equipo.

¿A quién se le ocurre hablar de su falta de presión para referirse a Messi? A Louis Van Gaal. En este partido, Messi volvió a ser el Messi del último adiós. El que se inspira en cada jugada, el que piensa el juego de una manera diferente al resto, el que resuelve con simpleza y genialidad a la vez. El pase a Molina en el primer gol fue como si tuviera un radar otorgado por los dioses del fútbol.

La Selección argentina volvió a electrizar al Mundial Qatar 2022. Lo hace porque tiene un equipo que contagia y una gente que llegó a Doha para dejar todo. Lo hace porque tiene a un entrenador inteligente, siempre a la altura. Lo hace porque tiene a Messi. Y lo hace porque su fútbol no entra en la libreta de entrenadores duros, que prohíben enganches, que marcan distancias recorridas en GPS más que otras cosas.

No lo vas a entender, Van Gaal. Pero Messi, a los 35 años, juega como el Messi que alguna vez bailó a Países Bajos en el Mundial Sub 20, hace más de 15 años. No lo vas a entender, Van Gaal, porque el 10 viene de fallar un penal duro en lo simbólico pero pateó como si fuera un entrenamiento a puertas cerradas.

No lo vas a entender que el arquero de Argentina está loco y puede hacer cualquier cosa. Salvó al equipo, que se ahogó en la desesperación y no supo aguantar un resultado que parecía definido.

No lo vas a entender. Porque el fútbol de Argentina tiene algo impregnado en raíces muy lejanas, en sangre pobre y tierra de potrero.

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