GoalEl artefacto informativo ha sido detonado desde la redacción de RMC Sport. Según el medio galo, Kylian Mbappé estaría desesperado por abandonar el PSG durante el próximo mercado invernal.
La prensa deportiva española se frota las manos con la sorpresiva irrupción de la cuestión y los aficionados al fútbol escupen en las redes sociales la pereza que les provoca la vuelta de un culebrón de semejantes dimensiones. ¿Y los madridistas? Ahí, en ese ecosistema en el que cada vez resulta más complejo distinguir al hincha del periodista merengue, las reacciones comienzan a producirse desde los ángulos más variopintos.




Los hay que muestran su odio eterno al atacante francés, quienes afirman no comprender este giro de guion y, como es natural, los que entreabren la puerta a la estrella parisina. Lo más llamativo –que no sorprendente– es el silencio, momentáneo, de aquellos que próximos a los centros de decisión parecen haber escogido esperar a la distribución del habitual argumentario que en estos casos llega más pronto que tarde.
Al parecer, ya en julio, Mbappé habría mostrado internamente su enfado alegando una serie de incumplimientos inaceptables, exigiendo salir rumbo al club de Concha Espina. Por lo que nos llega, Nasser Al-Khelaïfi estaba dispuesto a abrir una negociación con el Liverpool pero en ningún caso con el Real Madrid. Y, ahora, que la incómoda situación en la que parece encontrarse el 9 del PSG está comenzando a copar ya portadas, tertulias y artículos, es un buen momento para que no solo pesen en la balanza los calificativos de traidor, niñato, pesetero, estafa o cobarde que durante el verano hemos visto como se lanzaban contra Mbappé también desde la prensa.
Es, asimismo, una perfecta ocasión para rescatar lo que del francés y una hipotética llegada suya en un futuro al Bernabéu, afirmó hace unas semanas Florentino Pérez durante el transcurso de una reunión privada con socios compromisarios antes de la celebración de la asamblea anual. En el citado concilio, el presidente blanco hizo referencia a que tanto Mbappé como Haaland no habían querido fichar por el Madrid pero que ya habrá otra ocasión. Que no cerraba las puertas a ninguno de los dos.
¿Significa eso que Pérez ignora el sentir de una gran parte de la masa social del club y de los millones de aficionados merengues que manifestaron sentirse traicionados a comienzos del verano? No. Lo único que se puede colegir de semejantes palabras es que si alguno de los dos delanteros jóvenes más valorados del planeta fútbol se pusiera a tiro, sería él –y solo él– quien tendría algo que decir al respecto de sus fichajes.
Según voy juntando estas líneas, ya ha asomado la patita alguno de los sospechosos habituales de la prensa proclamando a los cuatro vientos que él perdona (?) a Mbappé. Y es que también los hay kamikazes entre los paniaguados, no se vayan a creer. En todo caso, estamos más que acostumbrados a que no pocos salten a la piscina sin comprobar si la pileta lleva o no agua.
A aquellos que estén interesados en seguir de cerca lo que apunta a otro culebrón duradero, les invito a que esperen a que los cortesanos reciban el WhatsApp con el relato y transmitan así lo que desde la T-4 quieren que se crea en este momento. Que no tiene por qué coincidir con las verdaderas intenciones de lo vaya a pergeñarse de aquí a unos meses. Siempre que, evidentemente, desde París se avengan a abrir el conducto con Madrid. El flautista irá poniendo en estricta fila india a los relatores, para ir preparando a un pueblo que –ofendido todavía– se unirá a la romería si aterriza en Chamartín el, aún hoy, ogro parisino.
Lartaun de Azumendi
