GoalEmpieza a ser imposible escribir sobre Messi. Qué decir nuevo. Qué opinar del que todo el mundo opina. Qué contar para que te lean los que te han leído siempre y qué contar para los que creen que te ha comprado con una entrevista entiendan que tu dignidad no está en venta. ¿Qué decir? Pues simplemente, lo que uno siente. Que el cuando el mundo acelera, Messi frena. Y que cuando Messi acelera, el mundo frena. Dentro y fuera del campo. Mientras, los medios nos dicen un día que Messi se irá y al día siguiente, que se quedará. Mientras, los medios nos informan de que Jorge Messi estará en Barcelona las próximas horas...cuando resulta que no tiene previsto viajar. Y mientras, las hojas del calendario avanzan y todo sigue igual. El culé sueña con acabar ganando esta Liga y Messi se ha puesto manos a la obra para que así sea. En los últimos 13 partidos, el argentino ha facturado 16 tantos de los 21 de su equipo, ya es "pichichi" provisional, ha anotado 21 tantos en el campeonato, ha igualado la mítica cifra de Xavi Hernández con 767 partidos oficialesy es ya el segundo máximo asistente del torneo. Nada nuevo bajo el sol azulgrana. Messi-sistema. Si el Barça está mejor, si está lanzado, si está en racha, si ha vuelto a creer, es por Messi.
Dijeron que arruinaba al Barça y ahí sigue, arruinándole a base de goles de museo. Dijeron que le salía muy caro al club y ahí sigue, colocándole en la pelea por los títulos cuando ni siquiera sabe si va a seguir, demostrando que todavía sale muy barato. Dijeron que el Barça jugaba mucho mejor sin Messi y ahí sigue, liderando al equipo para, en una temporada que parecía mediocre, devolver un rayo de esperanza al socio. Dijeron que le importaba más el dinero que el escudo y ahí estuvo, votando con su hijo en las elecciones demostrando que nadie en su sano juicio debería dudar de su barcelonismo, se quede o se vaya. Dijeron mil cosas, dirán otras dos mil y de aquí a junio, les dirán otras tres mil. El mundo acelera y Messi frena. Messi acelera y elmundo frena. La realidad es que nada ha cambiado.
Mientras los que pensaban que Leo bajaría los brazos siguen buscando una cueva profunda por Islandia, Messi sigue a lo suyo. Hacer goles, jugar de cine y colocar a su Barça en la lucha por los títulos. Justo lo que lleva haciendo 15 años. Justo lo que dijo a quien esto escribe el pasado mes de septiembre. Que iba a darlo todo y que después, a final de temporada, tomaría su decisión. Nada ha cambiado. El nuevo presidente necesita presentarle un proyecto ganador para convencerle y, si no lo consigue, ahí estarán PSG y Manchester City, entre otros. Mientras tanto, Messi seguirá hablando alto y claro donde mejor lo hace, en el campo. Con su lenguaje universal. El que habla su zuda atómica con la pelota. En realidad, lo único que ha cambiado respecto a Messi desde el pasado verano es el contexto de su magia: antes levantaba al espectador del asiento del Camp Nou y ahora, en plena pandemia, le levanta del sofá.
Rubén Uría




