EDITORIAL
Javier Mascherano se va del Barcelona. Tras haberlo ganado absolutamente todo en azulgrana el centrocampista reciclado a defensa central no quiere arriesgarse a que la evidente pérdida de minutos y protagonismo en el Camp Nou acabe repercutiendo negativamente en su devenir con la selección argentina, la asignatura pendiente del 'jefecito', al que solo le falta un gran título con el combinado nacional para cerrar una carrera impecable a nivel de palmarés. De algún modo, Masche siente que es ahora o nunca con la 'albiceleste' y ha tomado la decisión de salir de la zona de confort en el Barcelona para llegar en la mejor condición física posible a la cita de Rúsia del próximo verano.
Su destino, con toda probabilidad, pasa por el fútbol chino, lo que supone una evidente pérdida de nivel con respecto a la realidad que vive desde hace seis años y medio en el cuadro azulgrana, uno de los mejores del mundo y acostumbrado a competir también contra los mejores. Pero para Mascherano esto no es suficiente, especialmente si tiene que ejercer de espectador y no de protagonista activo como ha venido sucediendo recientemente. Porque el argentino ya no es titular indiscutible en el Barcelona desde la temporada pasada, cuando Samuel Umtiti le quitó el sitio. Recientemente admitió en TyC que "en los últimos meses tuve once lesiones musculares y creo que es por la falta de continuidad porque nunca había pasado por esto". Mascherano no está acostumbrado a ser suplente y su cuerpo tampoco.
Es algo que le ronda por la cabeza desde hace tiempo. Hace dos veranos estuvo a un paso de marcharse al Napoli de Rafa Benítez, con quien había coincidido en el Liverpool. "Uno no sabe si podrá mantener el nivel que exige este equipo" se atrevió a reflexionar en público entonces, aunque el club le presentó una irrechazable oferta de renovación hasta 2019. El 'jefecito' no engañó a nadie en el momento de la firma. "Es mi último contrato con el Barcelona" expresó siendo todavía un indiscutible. Hoy ejerce como tercer central del equipo y no se siente cómodo, menos pensando en la posibilidad de llegar en las mejores condiciones al Mundial de Rúsia, la gran obsesión de Mascherano en estos momentos.
El club asume que el jugador está amortizado tras años como titular y con muchos éxitos de por medio, y a pesar de que le cueste aceptar que sea el propio Mascherano quien adelante este adiós anunciado, entiende que no puede ponerle trabas a un jugador que siempre ha ofrecido un compromiso intachable. Mascherano piensa en Argentina y considera que lo mejor es tener minutos aunque sea en un fútbol de menor nivel pero que le garantice un mayor protagonismo. Será en Rúsia cuando veremos si su elección es acertada o no.
