Para recibir a Colón, Sebastián Battaglia eligió para su ataque a dos futbolistas con historias muy diferentes dentro del club pero un punto en común: la necesidad de sacarse dos mochilas pesadas de encima. Nicolás Orsini llegó sin el cartel de goleador nato pero sí como una referencia ofensiva. Se lesionó, jugó poco, sufrió un extraño problema físico en la rodilla, volvió, se transformó en meme por una curiosa situación con sus compañeros y afirmó que estaba "meado por un elefante" porque no se le daba el debut en la red.
Cristian Pavón llegó al Xeneize como una apuesta, rápidamente se consolidó, cláusula millonaria, convocatoria al Mundial 2018 y, a partir de ahí, todo hacia abajo: bajo nivel, Madrid, el exilio en Los Ángeles, el deseo de ser vendido, la decisión de no utilizarlo, operación, denuncia por violencia de género y sin haber conseguido un nuevo destino y con la renovación del contrato en pausa, el último lugar de la fila para pelear desde ahí.
El fútbol, siempre impredecible, quiso que juntos le dieran la victoria a Boca sobre el Sabalero y no solamente en la ficha del partido que marca quién hizo el gol y quién dio la asistencia. Kichán fue una pesadilla para la defensa visitante y aquel remate al travesaño, o el que tapó Burián, ambos en el primer tiempo, merecían ser gol por la necesidad individual de volver a ser el que supo y en dos semanas, cuando los hinchas vuelvan a su templo, tengan la iniciativa de aplaudirlo.
Desde el inicio de su ciclo, el exvolante central había decidido apostar por Luis Vázquez, primero por la ausencia y luego por la sequía del atacante llegado de Lanús. La evaluación, con la tranquilidad de haber convertido su primer tanto, será cuántas veces tuvo Orsini una pelota de frente al arco para poder patear de la forma que lo hizo esta noche.
Mientras tanto, fue una nueva jornada de oficina para Izquierdoz, ahora junto a Rojo, garantes del cero junto a Rossi, que sabe bien que su tarea en estos encuentros es responder en las pocas que tienen sus rivales. En el medio, Rolón dejó atrás algunas imágenes negativas con una buena tarea, Almendra se distinguió hasta donde le permitió su físico y Molinas expuso que su titularidad hoy no tiene discusión. Todo esto ocurre a siete días del partido en el que intentará bajar al escolta del torneo, nada menos que su máximo rival y con 35 mil personas que volverán al Monumental después de 18 meses, un contexto ideal para las redenciones.