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Atlético de MadridAtlético de Madrid

La noche es más oscura justo antes del amanecer

Ruben Uria BlogGoal

"La noche es más oscura justo antes del amanecer". No es que el fiscal Havey Dent tenga nada que ver con el Atleti, pero sí con su situación. Que el equipo no está bien es un hecho. El entrenador reconoce que atraviesan un momento de dificultad, el vestuario confiesa que debe dar mucho más y el campo no miente. Le cuesta generar, defiende de manera atolondrada, le falta contundencia en ambas áreas, sufre cuando le presionan, no tiene el ritmo volcánico que puede alcanzar y en el apartado físico, da la sensación de que los contrarios se le están comiendo crudo. Suficiente para que broten las eternas dudas, las continuas sospechas, el constante "pero", la sospecha de siempre y el recelo habitual. Que si ya no hay meritocracia, que si se fichó erráticamente, que si el equipo no da para más, que si el entrenador no tiene ni idea y que si la abuela fuma.  

El Atleti, que en Vitoria desplegó un fútbol que haría vomitar a una cabra y anoche fue superado por el Milan durante media hora, cumplió con el objetivo: ganar. Que no es lo único, pero sí lo fundamental. Después, dejó munición para críticos y aficionados exigentes, porque negarlo sería de necios. Faltó de todo. Ritmo, agresividad, ideas, coordinación y precisión. Los atléticos se fueron a la cama felices por el resultado y preocupados por los síntomas del primer tiempo. Ambas cosas son compatibles. Y sin embargo, amén del botín de los tres puntos arrancados a las bravas y otra vez en el último aliento, quien esto escribe se queda con la frase de Harvey Dent. En el caso del Atleti, la noche sigue siendo oscura, pero cuando ganas y superas los momentos de dificultad, puede que no quede mucho para amanecer.

De hecho, para tres jugadores igual la noche ya no es tan oscura. A Luis Suárez ya no le seguirán tirando a la cara la estadística de no sé cuantos partidos y años sin marcar en Champions. Hay más. A Lemar ya no le volverán a acusar de ser un paquete, ni de ser un cero a la izquierda, ni habrá atléticos (¿?) que le deseen tener el Covid-19. Es, sin duda, el mejor centrocampista de este equipo. Y de propina, Antoine. Cero goles, cero asistencias, cero disparos a portería y cero victorias con él sobre el terreno de juego. Una estadística lapidaria, usada como muletilla para pegar, en el culo de Griezmann, las coces que no se atreven a dar de frente al crédito de Simeone.

Al quite, el entrenador que, gane lo que gane, siempre sabe menos que todos los periodistas, tuiteros, taxistas, carniceros y forofos de barra de bar juntos: '''Es mi responsabilidad absoluta su llegada. Yo lo quise y lo quiero". Más claro que el caldo de un asilo. Confianza. Refuerzo. Liderazgo. De fondo, San Siro y Simeone en apuros. Antoine salió, enchufó y el Atleti ganó. Sí, la noche es más oscura justo antes del amanecer.

Rubén Uría

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