Pocas derrotas calaron tan hondo en River en los últimos tiempos como la que sufrió en Lanús hace un año. Aquella noche en La Fortaleza, el Millonario desperdició una ventaja de tres goles cuando faltaban 46 minutos para llegar a una nueva final, a la que accedió el Granate con un polémico penal sancionado a instancias del VAR.
El golpe fue durísimo, pero inmediatamente después de consumada la caída, Marcelo Gallardo comenzó a preparar lo que ocurrió este año: remontó la serie ante Gremio para meterse en la definición y será nada menos que el Superclásico ante Boca.
¿Qué hizo el Muñeco? A partir de un traspié de esta magnitud, muchos hubieran apostado a una renovación, evaluando ciclos cumplidos y con la llegada en masa de nuevas caras. Sin embargo, el DT tomó la decisión de mantener la misma base de esos jugadores hambrientos de revancha y solamente incorporar en zonas puntuales, convenciendo a la dirigencia de evitar una sangría pese a las ofertas; de hecho, la única venta en todo el año fue la de Marcelo Saracchi a Alemania.
Así, no llama la atención que 10 de los 11 titulares de aquella noche sigan en el plantel, ya que solo emigró Ariel Rojas. Y pensando en la posible formación para este sábado, se mantiene la línea defensiva completa (Montiel, Maidana, Pinola y Casco), Enzo Pérez será uno de los volantes y el Pity Martínez el principal creativo, mientras que está en duda si Nacho Fernández estará desde el arranque o en el banco. ¿El resto? Germán Lux le dejó su puesto a Franco Armani, uno de los refuerzos principales, mientras que Leo Ponzio y Nacho Scocco están lesionados, pero llegarían a la vuelta.
La decisión de Gallardo dio frutos, al menos para lograr lo que no pudo hace poco más de 365 días. De este equipo dependerá ahora si pueden sumar la cuarta Libertadores en la historia del club y completar la revancha a nivel personal y grupal.
