Marcelo Gallardono pudo estar en el banco ni en el vestuario de River ante Gremio por una sanción, pero eso no le impidió seguir -y sufrir- a su equipo de cerca. El Muñeco se ubicó en un palco del Arena do Gremio y compartió el partido junto a César Zinelli, Marcelo Tulbovitz, dos de los preparadores físicos, y Nahuel Hidalgo, el videoanalista.
Sin embargo, finalizado el primer tiempo, el DT decidió infringir la ley: a pesar de tenerlo prohibido, bajó en el entretiempo hasta el vestuario para hablar con sus dirigidos, que al momento perdían 1-0. "Bajé en el entretiempo a hablar con los jugadores porque sentí que era lo que tenía que hacer. Incumplí una regla y no me arrepiento", aseguró el propio Gallardo tras la clasificación a la final y, aunque no intentó justificar su decisión, explicó: "Es injusto porque te quitan el derecho y la libertad de trabajo. Está bien que multen, el técnico es responsable si uno sale un minuto tarde. Puede pasar, hay tolerancia cero".
Al Muñeco no le importó romper el reglamento: River perdía y se quedaba sin final de Copa. Y ese impulso fue lo que llevó al técnico a querer estar con sus dirigidos antes de que salieran a la cancha a jugarse el año en 45 minutos. "Rompí la regla de entrar al vestuario y la reconozco, la asimilo y la asumo, pero no me iban a quitar ese espíritu mío de poder comunicarme con mis jugadores".
¿Y ahora? "No me importa si no puedo estar en la final. Si es así, que sea así".
