El Atleti estaba casi muerto en Navidad. Roto por el eje. En la esquina del cholismo hacía frío. Mucho frío. Bajo cero. Del barco del Cholo, que siempre estaba hasta los topes, se bajaron muchos. Los que presumían de creer dejaron de hacelo, el equipo no transmitía nada y el ambiente colchonero se tornó 'guerracivilista'. Consumado el fracaso europeo y con el miedo en el cuerpo por no acabar entre los cuatro primeros, solo unos pocos, a la intemperie, creían en darle vuelta a lo que parecía no tenerla. Los fusilamientos de Diego Pablo Simeone estaban programados, las esquelas estaban a punto de publicarse y los falsos profetas, por enésima vez a lo largo de estos últimos once años, nos contaban que el proyecto estaba agotado, que el mensaje del Cholo ya no llegaba al vestuario, que todo olía a putrefacción y que estábamos ante un fin de ciclo de manual. Habían sacado la nevera y puesto a enfriar el champán.
Hoy, quince partidos después, no es que Diego Pablo Simeone esté muerto. Es que vuelve a estar, para desesperación de sus fiscales, más vivo que nunca. El que nos decían que era el peor Atleti de Simeone está, cosas veredes, a apenas dos puntos del Real Madrid, vigente campeón de Liga y Champions. Y por tanto, de la segunda plaza. Si se logra, no da para presumir. Ni siquiera para ir a Neptuno. Pero si se consigue el subcampeonato, si esta temporada que parecía mala acaba enderezándose, dará para reflexionar sobre lo que ha hecho el equipo en el primer tramo de temporada y sobre todo, sobre lo que ha tenido que soportar Simeone durante este curso. Queda un mundo, no hay nada hecho, no hay nada seguro y el Atleti tendrá que seguir aplicando el partido a partido. En la vida, por cierto, desde el colegio, a uno siempre le han enseñado que es mejor ser segundo que tercero.
Está por ver si el Atleti sigue en velocidad de crucero, si asegura la plaza Champions y si, finalmente, logra dar el 'sorpasso' al vecino. El campo dirá. Lo que no tiene debate es que los telepredicadores tendrán que explicar cómo es posible que el Atleti sea el equipo más en forma de la Liga, cuando nos habían contado que el discurso estaba agotado, que el mensaje del Cholo no llegaba, que el Atleti tenía cerrado a Luis Enrique y que Simeone tenía que hacer las maletas poque era un fin de ciclo de manual. Mentían antes. Mentirán ahora. Lo suyo es patológico. Mienten hasta cuando dicen la verdad. Llevan once años queriendo echar a Simeone del Atleti. Este curso estaban salivando con la pamema del fin de ciclo, tenían preparado el confeti y habían puesto a enfriar el champán. Llevan once largos años esperando que el Atleti se despeñe. Llevan once temporadas profetizando el final del señor de negro que molesta su negocio. Igual acaban teniendo que guardar el cava por enésima vez, porque en la fiesta de Blas, los telepredicadores siempre llevan una copa de más. Llevan once años esperando que Simeone se vaya. Y por lo que parece, tendrán que seguir esperando.
Rubén Uría
