
Finalizada la temporada en Liga para el Valencia CF es justo reconocer el tremendo mérito que ha tenido el director general, Mateu Alemany , en la consecución del cuarto puesto que permitirá al club de Mestalla volver a jugar la Champions el próximo curso. El dirigente mallorquín puso su cargo como escudo para defender a Marcelino cuando a mediados de enero el presidente, Anil Murthy y Peter Lim estaban convencidos de que el asturiano debía ser relevado en el banquillo porque no conseguía sacarle partido a una plantilla que había configurado totalmente a su gusto.
Alemany apostó muy fuerte y Marcelino ha devuelto la confianza con resultados muy importantes para la entidad. Para Meriton lo más importante es jugar la Champions porque será por primera vez que repitan participación en la máxima competición continental desde que compraron la mayoría accionarial y eso supone un desahogo económico que hasta ahora la entidad no conocía bajo su gestión. Es de justicia reconocer que primero Mateu y después Marcelino se han ganado el crédito para comandar su tercer proyecto al frente del Valencia CF . Juntos han conseguido asentar al club en la élite europea y además lo han colocado otra vez en la lucha por los títulos, como ocurrirá el próximo sábado en la final de Copa.
Ahora bien, igual que Marcelino ha hecho una segunda vuelta magnífica y ha conseguido darle la vuelta al calcetín, también es importantísimo que aprendan de los errores de planificación que cometieron el pasado verano. En primer lugar deben acertar en darle a la plantilla más desborde y mucho más gol. La delantera de este curso ha fallado en la tarea goleadora y las bandas no han sido en muchos partidos ese elemento diferenciador que necesita un club metido en esa pelea en la que quiere estar el Valencia CF. El inicio de curso fue para estudiar y no repetir porque el equipo tuvo que esperar a la jornada siete para sumar su primera victoria en Liga y los 16 empates, así como los 26 puntos que volaron de Mestalla, otro año no servirán para ir a Champions.
El Valencia CF ha logrado sobreponerse a todo eso y también Marcelino ha aprendido a superar una mala situación en el vestuario. Ahora bien, ahora es el propio técnico el que debe seguir creciendo y aprender a convivir con vestuarios cada vez más fuertes porque ello es lo que conlleva tener un equipo cada vez más competitivo. Estoy seguro que el asturiano sabe que este curso han andado justos de gasolina y de efectivos y que para competir en tres competiciones necesita una plantilla algo más largo de lo que a él le gustan. Ahora bien, por esa evolución del entrenador pasa también el crecimiento del Valencia CF. Igual que el pasado verano ya aseguró que este curso si que estaban obligados a entrar en Champions, este verano ya sabe que en el Valencia, con casi 200 millones de presupuesto competir entre 55 y 60 partidos al año debe ser lo habitual cada temporada.
Después de once años el valencianismo se prepara para vivir su semana grande y sueña con ganarle la final de Copa al Barça de Messi. Ese logro es de Marcelino y su plantilla y si lo consiguen pasarán a la historia del club. Ahora bien, desde el próximo lunes el club debe seguir esa escalada hacia la cumbre del fútbol europeo y pensar en grande para poder consolidar el proyecto donde le corresponde estar al cuarto club de España, que no es en otro sitio que peleando por estar cerca de los transatlánticos.
