LA INTRAHISTORIA
El talismán de la camiseta amarilla esta vez no ha surtido efecto en Barcelona para Diego Pablo Simeone. El Atlético de Madrid firmó su último campeonato de Liga tras empatar en el Camp Nou con gol salvador de Godín en mayo de 2014, con el Cholo en el banquillo rojiblanco y su equipo vistiendo de amarillo, pese a ser un tono tan maniático en el Calderón, motivado por el paso de Luis Aragonés, otro genio en el banquillo e igual de supersticioso que el entrenador argentino.
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Simoene es maniático y suele repetir ciertos patrones que han precedido a una victoria o a un gran resultado. El equipo madrileño ha usado esta tarde en el partido clave de la temporada su uniforme alternativo, que curiosamente también es de color amarillo y que ha sido finalmente el elegido en el feudo culé, cuando no había coincidencia con la habitual elástica azulgrana del Barcelona.
Conociendo la costumbre de Simeone de seguir de forma litúrgica con los pasos que precedieron al éxito, ya sea la música, la camisa o el traje que haya lucido, no hay que descartar que el amarillo fuera otra apuesta del entrenador por girar el partido a su favor, otra cábala con la que llamar a la suerte, aunque finalmente la balanza haya caído del lado barcelonista.
