EDITORIAL
Hoy es un día especial para el Barcelona, que pisará el estadio del Girona en partido de Liga por primera vez en sus 118 años de historia. Lo hará con una calma deportiva como hacía meses que no vivía, instalado en lo alto de la clasificación y con unos registros que invitan al optimismo. No hay, pues, precedentes que permitan teorizar sobre el partido, que supondrá una primera vez para el cuadro azulgrana y también para el Girona, dos clubes separados por mucho más que los 80 kilómetros que les separa por la autopista AP-7.
Para empezar, el Girona es el equipo que menos ha gastado para reforzarse en su estreno en Primera División, incorporando a 15 jugadores por apenas 5 millones de euros, una cifra que alcanzan la mayoría de los futbolistas del primer equipo del Barcelona en concepto de sueldo. Algunos, como Luis Suárez y Ousmane Dembélé, la multiplican por dos, y otros, como Leo Messi, por cuatro. El presupueso de cada uno es de una proporción de 1 contra 100, pues el Girona vivirá en Primera con 8 millones de euros mientras el Barcelona acaba de presentar una previsión de ingresos récord que alcanza los 897 millones.
Sin embargo, ello no impide que ambos equipos estén viviendo el arranque soñado. Pues donde el Barcelona es indiscutible líder, el Girona no ha pisado siquiera la zona de descenso. Cada uno juega su propia Liga y hoy cruzarán espadas por primera vez en un derbi catalán inédito que contrasta con el contexto que envuelve el partido, con Catalunya exigiendo una autodeterminación que el Gobierno se niega a conceder.
Ambos clubes, junto a la mayoría de entidades deportivas catalanas, denunciaron la actuación policial de los últimos días, en los que se pudo ver, como respuesta al desafío de votar por la autodeterminación el próximo 1 de octubre, a la Guardia Civil interviniendo periódicos e imprentas, algo difícil de creer en una democracia occidental. Quizá por eso la rivalidad esta noche sea muy limitada. Porque hoy no juegan las dos Catalunyas. Por primera vez, juega la misma vistiendo dos camisetas distintas en un contexto social nunca visto. Será un partido para la historia.