Cualquier análisis de los 90 minutos debe estar antecedido por la aclaración básica: el partido nunca debió haberse jugado en las condiciones en las que se disputó, con enfrentamientos entre la policía y manifestantes en las afueras, con gases lacrimógenos que afectaron el calentamiento y hasta obligaron a detener por unos minutos el juego. Ni siquiera debió llegar River a Colombia porque nada cambió respecto a la semana pasada, cuando Santa Fe fue local en Asunción. De hecho, la situación social en el país es todavía más grave.
Aclarado lo extradeportivo, este viaje no podía ser más incómodo. De hecho, a Marcelo Gallardo, hipercompetitivo como es por naturaleza, no le debe haber caído en gracia tener el Superclásico cuatro días después de semejante traslado. Claro está, peor hubiera sido tener que viajar de nuevo a Paraguay desde Barranquilla. Pero no pasó y si bien rescató un punto que, paradójicamente, es una bocanada de aire fresco en medio del caos, las sensaciones no pueden ser demasiado positivas.
El Muñeco tomó el caso Boca y su derrota con titulares ante Santos para resguardar a la mayoría de los que saldrá en La Bombonera, pero fue de esas noches en que nada sale como se espera: Rojas fue una invitación al ataque de Junior y, nuevamente, salió vencido en la foto del gol del rival; Ponzio y Zuculini nunca pudieron ser el equlibrio del medio y la dupla de centrodelanteros compuesta por Girotti y Fontana tuvo escaso peligro sobre el arco de Viera.
Para la segunda mitad, el DT desarmó la línea de cinco y tuvo tiempo para el otro objetivo: darle rodaje a Matías Suárez para que llegue en plenitud al domingo. Sin embargo, el agónico empate conseguido con el gol de Paulo Díaz, en un déjà vu de aquel grito ante Athletico Paranaense en la edición 2020, llega por otro factor: Junior desperdició todos los regalos para liquidarlo.
River se lleva un punto de la caótica Barranquilla, mantiene su lugar en el Grupo D y prepara el Superclásico con una certeza: hay jugadores imprescindibles y otros, pensados como recambio, en un nivel que hoy no da las garantías del pasado.


