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Iñigo Martínez Mohammed SalahGetty

Cuidado con la calculadora en verano

Firma Lartaun de AzumendiGoal

La afición del Athletic suele recuperarse pronto de los bofetones, aunque en esta ocasión todavía te puedes encontrar a alguno aplicándose hielo para bajar la hinchazón de la derrota copera con la Real. El verano es largo, más aún si es pandémico, y da para la diversión pero también para ese tedio que lleva a matar moscas con el rabo. Es en esos momentos cuando los futboleros rescatan el cuento de la lechera de las estanterías y agarrando la calculadora desempolvan las matemáticas de la bufanda.

En una gran parte de los casos, el desarrollo de la pretemporada del equipo tiene un peso específico importante a la hora de que el seguidor rojiblanco decida, calendario de la Liga en mano, si el Athletic será capaz de puntuar en el Pizjuán o ganarle a un Barcelona –por fin sin el sempiterno verdugo Messi– en la vuelta del socio a San Mamés.

Sin embargo, la historia demuestra que lo habitual es que lo que sucede en un césped de verano soporte una mala traslación a lo que ocurre en el verde de un campeonato liguero de nueve meses. Aun así, por qué perder la ilusión de llevar a cabo unas cábalas en las que el equipo siempre aparece, como mínimo, luchando por los puestos europeos si no cómodamente asentado en ellos. El papel lo aguanta todo.

La realidad, en cambio, coloca a unos y otros en el lugar donde merecen, si es que en el fútbol se puede hablar de esos merecimientos que todo el mundo retuerce siempre a favor.

Para echar la cuenta de la vieja la trayectoria veraniega del equipo no solo no es la mejor guía sino que si se llevan a cabo proyecciones a partir de ella, se termina generando un extra de ansiedad a lo largo de la campaña que no hace más que se nuble la razón y naufrague el buen humor. Son tantas las ocasiones en las que los amistosos del verano y la competición oficial van por aceras distintas que casi se podría decir que apostar a la contra puede reportar más réditos.

Del Athletic que acaba de poner punto final a los encuentros veraniegos se puede hacer más de una lectura, sin duda. Tres victorias, un empate y dos derrotas con 9 goles a favor y 6 en contra son los datos que arrojan sus actuaciones. A partir de ahí los leones están recibiendo loas generalizadas tanto entre los aficionados como, sobre todo, desde la prensa. Algo que sinceramente no se comprende, porque la cantidad de problemas a resolver que tienen los de San Mamés no pueden quedar sepultados por unos resultados positivos en julio y agosto.

La defensa de Marcelino preocupa en los laterales a falta de conocer si Petxarroman da o no la talla por la derecha en los partidos de verdad. De momento, el guipuzcoano ha mostrado señales esperanzadoras. El centro del campo es el mismo que el del año pasado pero cambiando a Unai López por Zarraga, quien todavía sigue sin gozar de una continuidad suficiente como para juzgarlo con perspectiva razonable. Dicho esto, los problemas son los mismos que los de la 20/21. Y no son como para darles la espalda.

Poniendo la lupa sobre el ataque tampoco mejora el asunto. Iñaki Williams se encuentra estancado a sus 27 años, está pasado de peso y su relación con el gol es impropia de un delantero centro. La sequía por la que ha pasado Villalibre durante meses hasta el día del Southampton tampoco ayuda. Y a Raúl García el físico lo está abandonando por momentos en el otoño/invierno de su carrera. Quien sí se las arregla para aportar dianas es Berenguer, que de una u otra manera sabe cómo perforar la meta contraria. Morcillo no es ni la sombra de lo que fue hace ahora un año y Sancet destaca en la filigrana pero no ve puerta ni en los entrenamientos.

En un conjunto con los laterales más flojos de la categoría ahora mismo, con un centro del campo con necesidad de un bono para unas sesiones de diván y una delantera que depende, sobre todo, de la producción goleadora de un jugador de banda de escasa corpulencia, la temporada pinta mal, afirmen públicamente lo contrario Marcelino o el director deportivo.

Sin embargo, esta radiografía a vuela pluma no pretende vaticinar las exequias de un equipo que en teoría no debería pasar apuros para salvarse, sino que está redactada poniendo negro sobre blanco lo malo y lo bueno. Y entre las buenas noticias, además de lo que parece apuntar Petxarroman, están las irrupciones de Julen Agirrezabala en la portería y Nico Williams en la banda derecha.

El guardameta ha mostrado en el siguiente escalón que se trata de un cancerbero de calidad que sin duda alguna está hecho para hacer carrera en la máxima categoría. Le han hecho falta unos entrenamientos y un par de choques para que nadie dudara que relegaba a Ezkieta al ostracismo de tercer portero. Su seguridad y los reflejos mostrados lo llevarán a defender el marco en Elche y ya veremos si su desempeño provoca que Marcelino lo tenga complicado para sacarlo de ahí una vez Unai Simón esté disponible.

Respecto a Nico Williams se puede afirmar sin temor al equívoco que en cuatro ratos se ha convertido en el futbolista más desequilibrante del Athletic. No rehúye los uno contra uno, los resuelve con éxito en un alto porcentaje y vive pensando en servir el último pase al compañero. Tiene cosas de aquel Eskurza imperial de antes de irse a Barcelona o del Etxeberria de su primera mitad de carrera. Ninguna broma.

Tampoco querría dejar de lado a Vivian, sobre quien se han lanzado las campanas al vuelo de manera apresurada y hasta ridícula este verano y cuyas actuaciones han ido ligeramente de más a menos. Tiene aspecto de central serio y no muy aseado con el balón, que es lo que mejor le podría venir a la defensa del equipo. Paciencia con él pero podría convertirse en el tercer central de Marcelino si no lo es ya. Lo más importante ahora mismo es que aporta y es uno más tras la cesión en Miranda.

La cuestión es qué pesará más en el fiel de la balanza a lo largo del curso y ahí, por el momento, veo a un equipo con demasiadas fugas de agua, con escasa pólvora, un centro del campo necesitado de terapia y una defensa muy corta de talento en las bandas. No vislumbro, ni de acerca, un bloque que aspire a Europa, más bien uno navegando por las aguas frías de los puestos de los dobles dígitos. Creo que pesan más las carencias que el despliegue veraniego. Veremos.

Lartaun de Azumendi

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