El fútbol de Bielorrusia, de la manera más inesperada y también de la forma más triste, pasó a ser noticia en los grandes medios de comunicación del mundo. La razón: es la única liga que se continúa jugando en Europa, en el medio de la crisis sanitaria y económica que está provocando el coronavirus. Encima, los partidos son a puertas abiertas, con total normalidad. La particularidad asombra, pero, como toda disposición, tiene también sus explicaciones.
Las últimas novedades sobre el coronavirus
El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, sostuvo que el país no necesita tomar ninguna gran medida para contener la propagación del virus, a pesar de que ya existen casi 100 personas contagiadas. "Estas cosas pasan. Lo más importante es no entrar en pánico", afirmó el mandatario. Y agregó: “La gente trabaja en tractores, nadie habla del virus. En los pueblos, el tractor cura a todo el mundo. Los campos curan a todo el mundo”.
No sólo el fútbol sigue su curso como es habitual, sino que, además, están también abiertos los cines, los teatros, los restaurantes y no se prohibieron otros sucesos masivos. Las fronteras, en tanto, continúan sin cerrarse, a pesar de que sus vecinos están tomando decisiones más drásticas: Rusia ya cerró escuelas, canceló eventos y prohibió vuelos de entrada y salida, mientras que Ucrania declarará pronto el estado de emergencia.
La única prevención que se tomó para la liga de fútbol es utilizar cámaras térmicas que verifican la posible fiebre de los espectadores en la entrada de los estadios. Después, la competencia sigue –casi- con total normalidad.
Por ejemplo, este viernes, en el partido del Rukh Brest ante el Energetik-BGU Minsk (933 espectadores), como único detalle especial, los futbolistas salieron al terreno con un mensaje en sus camisetas, que exhibían un juego de palabras para demostrar que "juegan" y "rezan" al mismo tiempo "para el mundo".

