Napoli dio un paso importante en la Europa League, competición en la que está más vivo que nunca gracias a la victoria ante Legia Varsovia por 3-0. El partido fue una gran oportunidad para Hirving Lozano, quien volvió al once inicial luego de un importante episodio de tensión con Luciano Spalletti.
Y el Chucky no decepcionó. El extremo mexicano estuvo muy participativo en todo momento, desequilibrante por la banda derecha y estableciendo buenas sociedades en ataque. Sin embargo, el empate sin goles se mantenía en el marcador y la clasificación a los 16avos de final estaba en peligro.
Es por eso que Spalletti buscó destrabar el partido con algunos cambios, entre los cuales destacó la salida de Lozano. La modificación parecía un tanto exagerada debido al buen partido que estaba haciendo Chucky en el Diego Maradona, pero lo cierto es que le dio los resultados que tanto esperaba.
Matteo Politano, el eterno rival de Lozano en la banda derecha, fue el encargado de la asistencia para el golazo de Lorenzo Insigne a los 76'. Y posteriormente apareció Víctor Osimhen, el encargado de reemplazar al extremo mexicano para poner el segundo gol y encaminar la victoria Gil Azzurri.
En ese sentido, en este Napoli que apunta a todas las competiciones no es suficiente con hacer un papel aceptable. Lozano está en la obligación de dar un paso al frente y comenzar a tener peso en la definición de los partidos, como sucedió hace unas semanas en el duelo ante la Fiorentina.
La calidad del Chucky no está en discusión, pero al igual que con Gennaro Gattuso, tiene que encontrar la manera de marcar alguna diferencia en este nuevo proyecto. El enojo al ser reemplazado no es una solución, ni mucho menos. Toca entender a Spalletti y convencerlo con razones de peso.