Después de la eliminación frente a Santos en la semifinal de la Copa Libertadores, Boca lleva disputados tres partidos oficiales. En ninguno de los tres el Xeneize mostró un juego aceitado, pero en todos tuvo una llave que le solucionó los problemas. Y no casualmente se trató de un hombre que vio el 0-3 frente al conjunto brasileño desde el banco de suplentes: en la final de la Copa Diego Maradona, en el estreno de la Copa de la Liga Profesional y en la segunda presentación del Xeneize en el actual certamen, Edwin Cardona le ahorró a Miguel Ángel Russo varios dolores de cabeza.
Después de quedarse afuera de aquella revancha en San Pablo de manera difícil de entender, el colombiano anotó el gol con el que el conjunto de la Ribera se puso 1-0 frente al Taladro, marcó el tanto agónico que sirvió para rescatar un punto contra el Lobo el fin de semana pasado y, frente a Newell's, tiró el centro preciso a la cabeza de Carlos Izquierdoz para que Boca se lleve los tres puntos de Rosario en un partido donde sólo una pincelada mágica podía evitar el 0-0 que ambos equipos merecían.
Sin Carlos Tevez, que fue desafectado del partido pocas horas antes del pitazo inicial por el fallecimiento de su padre Segundo, el Xeneize se encontraba ante el desafío de afrontar un partido difícil sin su jugador más importante. Y lejos estuvo el conjunto de Russo de estar a la altura de las circunstancias: Eduardo Salvio, que tuvo su chance ante la ausencia del Apache, demostró en la cancha por qué ya no es un indiscutido para el entrenador; Mauro Zárate tuvo una nueva actuación desilusionante y Sebastián Villa sigue insinuando mucho y concretando poco. Pero Cardona fue la excepción.
En un colectivo que no lo acompañó, el cafetero se las arregló para ser el hombre más peligroso del visitante en la noche del Coloso Marcelo Bielsa. De entrada, un remate suyo a colocar estuvo a milímetros de convertirse en el 1-0 y durante la etapa inicial dejó en posición de gol a Villa y a Frank Fabra, pero sus compañeros fallaron en la definición. Ya en el complemento, cuando el encuentro parecía encaminarse indefectiblemente a la soporífera igualdad, un tiro libre contra la línea de fondo le dio el escenario perfecto para pinchar la pelota al lugar preciso en que Izquierdoz se elevó para ponerle la cabeza y darle al conjunto de la Ribera su primera victoria en el certamen.
Con mucho por mejorar y pocas cuestiones positivas para rescatar, Russo se volvió de Rosario con una certeza: cuando necesita ganar, no pueda darse el lujo de tener a Cardona sentado en el banco de suplentes.