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Jordi Alba Barcelona 2022-23

Borrar con el codo lo que se firma con el brazo

“De Jordi Alba decir que es un pasador extraordinario, podría ser centrocampista y hay que valorar la implicación y el compromiso con el que ha entrado, está siendo un ejemplo. Ha sido titular durante años, deja de serlo y lo está llevando con grandeza”. Palabra de Xavi Hernández. Anoten, pasen y lean: Dicen que lo más difícil que existe en el fútbol es cambiar los pitos por aplausos. Jordi Alba lo ha conseguido. Más allá de que deportivamente un poco de Alba siempre ha sido mucho, de su gol salvador a Osasuna y de que por más que sus críticos le quieran enterrar, siempre acaba resucitando, Alba ha dado un vuelco a su situación. 

Con sus errores y sus aciertos, Alba, que siempre ha sido más hombre de club de lo que ahora se ‘vende’ y menos ‘vinagre’ de lo que nos dijeron, está dando la talla. Y juegue más o menos, está cumpliendo con el primer mandamiento de Cruyff: “No te preguntes qué puede hacer el Barça por tí, sino qué puedes hacer tú por el Barça”. A Alba le han dado el rol de suplente y ha respondido con profesionalidad, entereza y dedicación. Sigue siendo un jugador extraordinario y alguien realmente útil para el equipo. Si ha sido titular, ha rendido. Si ha sido suplente, cero reproches. Su actitud, intachable. Caerá mejor o peor y estará peor o mejor visto en las redes, pero eso no admite debate. No depende de qué entrevistas concede, de qué enemigos o aliados tiene, ni de qué chistes cuenta o de si la abuela fuma. 

Hay quien sostiene que, con la Liga amarrada, el club pronto provocará una reunión con Alba, para abordar su futuro. El club necesita limar masa salarial y está restringido por el ‘fair play’. Todo el mundo comprende esa situación no deseada. Jordi Alba, el primero. El asunto es que el de Hospitalet no es culpable de que le firmasen ese contrato, que se ganó hasta el último céntimo de euro en el campo, porque él no le puso una pistola en el pecho a nadie para firmar. Por más urgencias económicas que el Barça tenga, los clubes no tienen derecho a querer borrar con el codo lo que firmaron con el brazo. Hablar del dinero ajeno es gratis. Y tirarle porquería a un futbolista tachándole de pesetero es algo más viejo que el hilo negro. A la corta, funciona. A la larga, es mal negocio.

La realidad es que el entorno del jugador y el club tendrán que sentarse y encontrar una solución buena para los intereses de ambas partes. Tensar la cuerda sería un síntoma de falta de tacto. Ni Alba quiere lesionar los intereses del Barça, ni el Barça puede tratar a un jugador así con desdén. Si hay un espacio para el diálogo, ambas partes tendrán que afrontar una charla madura y constructiva, buscando lo mejor para las partes. No se trata de confrontar, ni de dividir,  ni de enrocarse en posturas inflexibles. Se trata de empatizar, de buscar un punto de encuentro. Y sobre todas las cosas, de tomar una decisión elegante, cordial y saludable. A la altura de una leyenda del club y también de un club legendario. Alba y el Barça, el Barça y Alba. Condenados a entenderse.

Rubén Uría

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