OPINIÓN
Las burbujas del cava empiezan a desvanecerse alrededor de la Selección Española. El periplo de Luis Enrique comenzó como un tiro, con tres serias victorias consecutivas, pero poco a poco empieza a perder fuelle. La Croacia de Zagreb no es la misma que encajó seis goles en Elche. Cierto. Pero es que España tampoco es la misma. Lo que otrora eran goleadas sobradas, en tierras bálticas se convirtió en un partido sufrido, sucio y competido. Lo pidió así el combinado ajedrezado, que desde el primer minuto fue duro de más, y La Roja no supo mostrar otras armas que no fueran las del despliegue físico para contrarrestar el ímpetu local. No fue poco. Vale. Y de ahí un partido a todo o nada muy entretenido para el espectador neutral. Pero no fue suficiente. De España cabe esperar siempre un poco más.
En la primera parte, la primera ocasión franca para La Roja llegó al borde del descanso tras cuarenta y cinco minutos persiguiendo sombras, siempre en inferioridad en casi cualquier parcela del verde. En la segunda, España tampoco se encontró en el intercambio de golpes, cuando el partido se volvió vertiginoso. Luis Enrique acabó dando con la cara en la lona. Ahora cabe esperar un empate entre Inglaterra y Croacia en Wembley para clasificarse a la Final Four. Un premio que endulzaría un poco el amargor de estas últimas dos derrotas consecutivas en la Nations League. Sólo un poco. Es mucho mayor la decepción por verse ahora esperando a lo que hagan dos selecciones que fueron arrolladas en la primera semana de trabajo de esta nueva selección. Dos derrotas en cinco partidos. Eso va a quedar ya en el cajón del escepticismo que acompaña a España ya casi permanentemente desde el Mundial de Brasil. En Zagreb se confirmó que Luis Enrique, de momento, tampoco ha podido quitarle esa etiqueta al equipo nacional.
En esa pelea de gallos que se convirtió el encuentro en Zagreb, destacó Ceballos. No es casualidad. A priori era de los más talentosos sobre el campo, pero es que además fue de los pocos que supo mostrarla para España. Que supo imponerla. Enfrente estaba Modric, nada más y nada menos. Entre ambos regalaron al espectador un duelo maravilloso todo pundonor y destellos de calidad. El andaluz, algo más sobrado de gasolina, supo hacerse valer ante el líder local. Por momentos pareció incluso una justa por la corona del centro del campo del Real Madrid. Preciosa lucha. El croata dejó la maravillosa asistencia del 2-1. El español, la jugada y el gol del 1-1. Sin ser titular indiscutible en su equipo, es notable la personalidad que demuestra Ceballos cada vez que juega con España. Lástima que tan sólo él y Ramos sacasen la cabeza por el combinado español. Así era complicado doblegar a un subcampeón del mundo que se lo jugaba el todo por el todo. Quizás las expectativas estaban más altas de lo debido.