Del América claro, contundente, dominador y ganador de las fechas recientes, muy poco. Del Osorio errático, en planteamiento, estrategia, lectura y cambios que lo condenaron en tiempos recientes, bastante. El Diablo Rojo no pudo mantener la marcha y lució pálido en la capital de la montaña.
Línea de tres defensores previendo un Medellín precavido y apostador por el contra ataque rápido, que en las pocas veces que fue atacada, desdibujó. Un medio campo que no tuvo claridad para pasar de su predio al terreno contrario y una delantera inofensiva, en buena medida por la poca productividad de Quiñones y Lucumí para intentar que Ramos luciera. La visita probó varias fórmulas, todas descifradas anticipadamente por el local y ahí se notó la diferencia que reflejó el marcador.
El enojo de Osorio a lo largo del partido y expresado en los goles sufridos, es un llamado a la autocrítica y autoevaluación. ¿Fueron Once Caldas y Águilas verdaderos exámenes para el equipo o se filtraron como placebos? Lo cierto es que esta noche en el Atanasio Girardot, América cedió parte del terreno ganado en el nuevo proceso y tendrá que revisar con detenimiento cada línea, exigiendo más regularidad en varias piezas.
El Medellín de ‘Bolillo’, fiel a su estilo, filosofía y manera de sentir el fútbol, aplicó un plan ampliamente conocido y ejecutó todo milimétricamente para quedarse merecidamente con el primer triunfo en el campeonato. Medellín no hizo mucho más por el partido, hizo lo correcto para quedarse con él, aprovechando que al frente la confusión volvió a reinar.
