Ya basta, Kylian: Mbappé no puede hacer esperar al PSG y al Real Madrid para siempre

El Madrid estaba convencido de que todo estaba solucionado en 2022. Dependiendo de la versión que uno crea de la historia, y hay muchas, Mbappé le había dado su palabra al presidente del Real, Florentino Pérez. Ese verano iba a ser jugador del Real Madrid. Los madridistas ya habían generado revuelo en las redes; las camisetas ya se podían ver en internet; se hablaba de lo habitual: se contactó con agentes inmobiliarios y programaron visitas a posibles casas. Mbappé al Madrid estaba hecho.

Y luego vino el dramático cambio de parecer. Mbappé, ya sea por dinero o por lealtad, cambió de opinión. El traspaso fracasó. En mayo anunció que firmaría un nuevo contrato con el PSG y admitió que consideraba el interés del Madrid. "Me gustaría agradecer sinceramente al Real Madrid... Soy consciente de la oportunidad y el privilegio que tuve de ser pretendido por una institución de este tipo. Seré su mayor seguidor en la final de la Liga de Campeones. En mi casa".

Los términos de su nuevo acuerdo eran generosos, ganando un dinero más allá de lo que los jugadores de fútbol generalmente perciben. Además, una serie de pagos estructurados para garantizar lealtad, los términos para cimentar una relación exitosa. Tres años, con opción a marcharse a los dos. 72 millones de euros por temporada. 70 millones de euros adicionales por cada año que decidiera quedarse.

Y el PSG, después de verse tan destrozado en las negociaciones, anunció la renovación de Mbappé como si se tratada de un nuevo gran fichaje. Hubo fuegos artificiales, luces y música a todo volumen. Y en el centro de todo estaba un jugador, un Mbappé engreído con la clase de sonrisa de alguien que acababa de conseguir una riqueza inimaginable.

Luego, la historia se vuelve turbia y se adentra más en el ámbito de los rumores y más rumores. La prensa española afirmó que Mbappé prácticamente rogó para dejar el PSG a las pocas semanas de firmar el nuevo acuerdo y que estuvo hablando por teléfono con Florentino para ello. En octubre, se supo que Mbappé ya estaba explorando la posibilidad de dejar el PSG, su llamado "séquito" analizaba opciones de futuro (incluido un equipo español que juega de blanco).

La prensa francesa, mientras tanto, insistió en que Mbappé era feliz, el mejor amigo del rival mundialista Lionel Messi y, a pesar de su relación antagónica con Neymar -algo que ninguno de los jugadores hizo nada por ocultar-, Mbappé estaba considerando quedarse en París. Por supuesto, permaneció en el club durante toda la temporada 2022-23, aunque no sin controversia.

En numerosos puntos, el extremo manipuló las historias y controló la narrativa sobre sus movimientos futuros. Destacó la calidad del Bayern de Múnich después de una derrota en la Liga de Campeones, sugiriendo que el equipo alemán simplemente estaba hecho para ganar la competencia de una manera que el PSG no. Se involucró en una revuelta abierta por una campaña de abonos, que los parisinos rápidamente borraron de la vista del público.

Sin embargo, el éxito en el campo enmascaró todo esto. El PSG ganó la Ligue 1, Mbappé ganó la Bota de Oro y se convirtió en el máximo goleador de todos los tiempos del club. Su último momento de forma ayudó a revivir una temporada languideciente. Los parisinos difícilmente podrían quejarse de que una superestrella los mantenga en la carrera.

Todo parecía apuntar a un verano razonablemente tranquilo en la saga de Mbappé en 2023. El delantero, por supuesto, tenía contrato, y la compra de Jude Bellingham por parte del Madrid significó que Los Blancos estaban financieramente paralizados, incluso si ahorraron algo de efectivo con la salida de Karim Benzema.

Pero Mbappé, como siempre hace, cambió las cosas. Informó a los parisinos por escrito, solo para hacerlo oficial, que no elegiría la opción adicional de renovar su contrato al final de la temporada 2023-24. Sí, quería quedarse hasta 2024. Después de eso, sin embargo, no podía garantizar nada. Parecía un guiño a Florentino, pero Pérez no picó.

En cambio, Arabia llamó a la puerta. El PSG aceptó una oferta gigantesca por Mbappé del Al-Hilal de la Pro League, que estaba dispuesto a pagar a los parisinos 300 millones de euros. Pero Mbappé se negó a negociar.

Se habría convertido, por cierto margen, no sólo en el atleta más caro sino también en el mejor pagado de la historia del deporte. Pero el Madrid era el único club por el que dejaría París.

Para los parisinos, Mbappé tomó la decisión perfecta. Quedó claro que el Madrid no vendría a llamar a su puerta, pero el francés simplemente no podía rechazar la oportunidad de jugar al fútbol. En algún punto, hay un atleta al que le encanta jugar este deporte. El PSG dejó fuera al jugador de la gira por Japón debido a su negativa a renovar el contrato.

Mbappé regresó del "exilio" y lo llevaron rápidamente al equipo. Sólo que esta vez las cosas se ven un poco diferentes. Mbappé sigue siendo una megaestrella mundial, uno de los mejores jugadores del mundo y una herramienta de marketing como ninguna otra. Todavía usa botas AirMax, hace alarde de su celebración característica y gana millones con cada publicación en las redes sociales.

Pero ahora, bajo las órdenes de Luis Enrique, Mbappé es parte de un equipo. Sí, es una estrella y el mejor jugador que tiene el PSG, pero tampoco es del todo crucial para el sistema. Por primera vez desde que llegó a París, no lidera un equipo que le atiende. Y el entrenador tampoco. Luis Enrique ha criticado abiertamente a Mbappé en varias ocasiones, especialmente por su falta de esfuerzo.

No es que nada de eso disuadiera al Madrid. Según se informa, Los Blancos han vuelto a apostar por Mbappé. Le han fijado al extremo una fecha límite seria, totalmente y 100% sincera, el 15 de enero, para tomar su decisión final. Efectivamente se han ofrecido a comprar si Mbappé puede darles total seguridad de que quiere jugar allí. En otras palabras: "por favor, no nos hagas quedar como idiotas otra vez, Kylian".

Entonces, la respuesta de Mbappé a principios de esta semana fue completamente predecible: evasiva, decepcionante, el equivalente verbal de un encogimiento de hombros. Y aunque ofreció poca tranquilidad a su club actual y potencial pretendiente, admitió que la última vez que sucedió todo esto, allá por 2022, no tomó la decisión de permanecer en el club hasta mayo. Podría hacerlo una vez más.

Y tiene todo el derecho a tomarse su tiempo. Mbappé no tiene motivos reales para abandonar París en estos momentos. El PSG está en la cima de la Ligue 1 y se metió en los octavos de final de la Liga de Campeones, con una pequeña posibilidad de finalmente ganarlo todo. Hay mucho por lo que jugar aquí. Pero prevalece la sensación de que el final está llegando.

Es posible que Mbappé no tenga que tomar una decisión ahora; probablemente no lo hará. Pero ese gran día ciertamente está en el horizonte.

En julio, Harry Kane hizo lo que muchos esperaban y dejó el Tottenham por el Bayern de Múnich. El capitán de Inglaterra le había dado todo a los Spurs y, a los 30 años, tenía todo el derecho de realizar un movimiento que finalmente le permitiría ganar algunos títulos. El nuevo técnico Ange Postecoglu admitió más tarde que los Spurs estaban preparados para su marcha. Efectivamente, había aceptado el trabajo asumiendo que su mejor jugador estaría con los colores de otro equipo antes de que terminara el verano.

El PSG (y Luis Enrique) han armado este equipo con prácticamente el mismo vigor. Este verano llegaron doce nuevos fichajes, al menos tres de los cuales pueden jugar en cualquiera de las posiciones preferidas de Mbappé. La mayoría de ellos son jugadores ofensivos jóvenes y polivalentes. Ninguno de ellos es tan bueno como Mbappé, pero si quitas al francés, los parisinos podrían sobrevivir.

Y por primera vez, eso deja a Mbappé ligeramente vulnerable. Durante las versiones anteriores de esta saga, el delantero sabía que podía tener todo lo que quisiera. El Madrid lo codiciaba porque estaba entre los mejores del mundo y era el heredero aparente de Benzema.

El PSG lo quería para poder tenerlo. Y en cada coyuntura desde entonces, ha jugado los dos equipos como lo ha hecho con tantos defensores a lo largo de los años, fintando en un sentido antes de ir en el otro. Pero ahora, ninguno de los equipos está desesperado por sus servicios. Los parisinos han hecho un equipo para sobrevivir ante una posible salida del crack.

El Madrid, Jude Bellingham y compañía, lo están haciendo muy bien. En el pasado, el francés pudo tomarse su tiempo y cosechar los frutos. Hoy en día, los plazos parecen más firmes, las partes interesadas están igualmente ansiosas por una resolución, pero quizás menos temerosas de escuchar la que no quieren.

La decisión es inminente. La elección final tendrá que tomarse pronto.