¿Qué le pasa a Kylian Mbappé? La superestrella del PSG necesita recuperar su estado de forma con Francia

Todo esto es particularmente inesperado dada la ventana de transferencias de verano que tuvo el PSG. Los parisinos no estaban construyendo necesariamente un equipo para Mbappé, pero los fichajes que hicieron (y los jugadores que dejaron ir) fueron muy de su agrado.

La salida de Lionel Messi llegó primero, Neymar lo siguió un mes después. Mientras tanto, las llegadas fueron, en su mayor parte, jóvenes, atléticas y llenas de potencial. Manuel Ugarte y Lee Kang-In, por ejemplo. Los fichajes de Milan Skriniar y Marco Asensio como agentes libres dieron al equipo una inyección de experiencia.

Y luego llegó Ousmane Dembélé, un delantero hecho para jugar al contraataque con Mbappé. Randal Kolo Muani también entró en la plantilla: el PSG pagó un precio muy por encima del mercado para fichar al futuro compañero de ataque de Mbappé en la selección francesa. Incluso Gonçalo Ramos, de menor reputación pero igualmente dinámico, tenía sentido para los parisinos. Finalmente, Mbappé, la superestrella, tenía el equipo que quería.

Con las caras nuevas llegó una configuración táctica ligeramente diferente. El nuevo entrenador, Luis Enrique, cuyo sistema preferido es el 4-3-3 basado en la posesión, ha modificado ampliamente la alineación del PSG, a veces jugando con cuatro delanteros absolutos, otras con tres delanteros y un mediocampista muy ofensivo.

El resultado ha sido que Mbappé se ha desplazado ligeramente hacia el interior. Mbappé, que alguna vez fue un extremo izquierdo que intervino para convertirse en un delantero interior, ahora comienza entre el central y el lateral derecho. En ocasiones, contra Newcastle en la Liga de Campeones, Mbappé jugó efectivamente como un delantero centro solitario.

El cambio ha funcionado de maravilla cuando el PSG fue capaz de aprovechar el contraataque. En sus mejores momentos, como en la goleada por 4-1 al Lyon, los parisinos pueden ser una fuerza de ataque dinámica, explotando los espacios.

Pero la otra cara de la moneda es la ocupación de espacios un poco desconocidos para la estrella del PSG. Jugar de extremo izquierdo le ha convertido en uno de los goleadores más prolíficos del fútbol de los últimos años. Mbappé conoce cada rincón de esa zona del campo. Cada paso se mide, cada toque se afina. Sin embargo, cuando se desplaza hacia el centro, la cosa cambia.

Puede que sus números de goles no sean una gran preocupación, pero hay algo un poco extraño en esta versión de Mbappé.

A Mbappé, por supuesto, nunca le han faltado críticos. Está en una racha de cuatro partidos sin goles, la peor desde 2018, pero el ahora máximo goleador de todos los tiempos del PSG se va a recuperar de esa sequía.

En las malas rachas, Mbappé siempre tuvo a alguien a quien recurrir. Si no marcaba él, lo hacía Neymar. Si Mbappé hacía un mal partido, Messi no. Pasaba lo mismo con Francia: Antoine Griezmann, Olivier Giroud o cualquier delantero de les Bleus podían salir al rescate. Ahora, Mbappé es el hombre principal. Aquí no hay lugar para excusas, ni otros goleadores que lo ayuden.

A pesar de todo el talento incorporado, ninguno de los nuevos fichajes del PSG ha marcado 20 goles en una campaña liguera. Y el más cercano, Ramos, no ha tenido precisamente un buen comienzo en su primera temporada parisina.

Sus compañeros le han defendido en los medios. "Creo que estaba cansado en este partido. Jugamos cada tres días, pesa un poco, pero no, no está frustrado, ¡anotará rápido!", dijo Dembélé tras la victoria del PSG sobre el Rennes.

Luis Enrique también ha respaldado a su estrella: "Está al cien por cien. Los jugadores pasan por diferentes estados. No es ni Superman ni un jugador normal. No todo es blanco o negro, hay matices".

Pero a pesar de todas las declaraciones, simplemente no se puede ocultar que se espera que Mbappé brille todos los partidos. Todo lo que no se parezca a eso se considera un fracaso.

Todo esto se ha visto amplificado por el hecho de que el PSG no es la fuerza dominante que la mayoría esperaba que fuera. La Ligue 1 es una división más fuerte de lo que se piensa. Ciertamente, los partidos fuera de casa, disputados bajo la sombra de ultras franceses notoriamente alborotadores, no son fáciles para Mbappé y compañía.

Que el PSG esté tercero, a dos puntos del primero, no es realmente preocupante. Pero para un equipo que se supone debe ganar, ciertamente no luce bien.

Quizás lo más preocupante (y más perjudicial para Mbappé) sea la derrota de los parisinos ante Newcastle. El PSG fue vapuleado en Tyneside, perdiendo 4-1 en su primer gran partido fuera de casa en Europa este año. Mbappé, por su parte, desapareció en la derrota. Sólo tuvo un disparo, desviado, y permaneció en silencio la mayor parte del tiempo. Fue una actuación preocupante para un jugador que se quedó en su club con la promesa de llevar a casa la Liga de Campeones. Esta no fue exactamente la actuación que merecía su promesa.

Después del partido, surgió una imagen de Mbappé encogiéndose de hombros después del cuarto gol del Newcastle. ¿Qué más, sugerían sus hombros, podía hacer?

Y quizás este parón internacional sea exactamente lo que necesitaba Mbappé. Francia no está exenta de presión para él. Tampoco es necesariamente un ambiente notoriamente armonioso. Pero es ahí donde Mbappé tiende a prosperar. Históricamente, este ha sido un lugar en el que la estrella del PSG brilla.

En 71 apariciones, marcó 40 goles y dio 21 asistencias. Promedia 1,02 goles cada 90 minutos y, como es bien sabido, anotó un hat-trick en la final de la Copa del Mundo. Mbappé, en definitiva, vive para estos partidos. Y el primer rival de Les Bleus, Holanda, es uno de los favoritos de Mbappé.

Siendo un joven de 18 años anotó su primer gol internacional contra ellos y anotó cuatro en cuatro partidos; el más reciente fue en la goleada de 4-0 en marzo pasado. Si alguna vez hubo una ventana y un oponente para encontrar la forma, es ésta.

Por supuesto, es más complejo que eso. El fútbol internacional es radicalmente diferente a las competiciones de clubes. Tiende a ser más lento, más defensivo y peor a la vista. A Mbappé, tal vez, le resulte más fácil.

No se trata de lograr un hat-trick (aunque eso sería muy bueno). Con que llegue uno estará bien, los demás vendrán solos. Este es un problema poco común, pero no preocupante... todavía.