Peldaño por peldaño, la Vinotino no frena su subida: qué hizo Venezuela para dejar de ser la Cenicienta de Sudamérica

El desembarco del fútbol en Venezuela tuvo varias etapas: comenzó a practicarse en los años 20 especialmente por extranjeros de manera amateur y en 1925 se crea la Federación Nacional de Fútbol; recién en 1937 la Liga Venezolana de Fútbol logra afiliarse a la FIFA y, un año más tarde, la selección disputa su primer partido en los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Pero recién sería a principios de los 50 que la FVF ingresó tanto a la FIFA como a la Confederación Sudamericana de Fútbol, para participar por primera vez de las Eliminatorias para la Copa del Mundo de 1966 y, en 1967, del Campeonato Sudamericano, actualmente Copa América. Su primera victoria fue en este certamen ante Bolivia, en el Estadio Centenario de Montevideo.

Luego de una breve desafiliación que le impidió disputar las Eliminatorias para el Mundial de 1974 y participar de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, en pleno boicot occidental, los resultados seguían sin llegar y el último puesto era una constante en las clasificatorias. De hecho, hasta 1998 solo había ganado dos partidos: ante Bolivia en 1981 y contra Ecuador en 1983. En el camino al Mundial de Francia, el primero bajo el sistema de todos contra todos en la CONMEBOL, solo logró tres empates y perdió 13 partidos.

Llegadas las Eliminatorias rumbo a Corea y Japón, la Vinotinto empezaba a transformarse. El Pato Pastoriza, histórico DT argentino, comenzaba lentamente a darle un marco de seriedad al fútbol en el país y ya con Richard Paez en el banco los primeros frutos se vieron al lograr, de manera inédita, no finalizar en el último lugar, gracias a los 16 puntos que obtuvo y con los que superó a Chile.

Cuatro años más tarde su desempeño mejoraría al terminar octavo, por encima de Perú y Bolivia, pero aún muy lejos de la zona de clasificación. De todas formas, quedó en la memoria colectiva el Centenariazo, cuando derrotó 3-0 a Uruguay en el mítico estadio de Montevideo. En las Eliminatorias para Sudáfrica redondeó su mejor desempeño al igualar con Brasil y finalizar con 22 puntos, dos más que en las clasificatorias para el 2014, en las que terminó sexto, su mejor posición y, a la vez, el inicio de una meseta.

De nuevo al 2007, fue por primera vez sede de la Copa América y logró avanzar a cuartos de final. Y con su sucesor, César Farías, alcanzaría el histórico cuarto puesto en la Copa América 2011.

Mientras la selección mayor intentaba reacomodarse luego de su mejor etapa, comenzaba en paralelo otro trabajo de hormiga: el de potenciar las juveniles. Y el elegido para comenzar esa tarea fue el hisórico exarquero Rafael Dudamel, responsable de potenciar la liga local para nutrir a los equipos nacionales, dotar de táctica a los equipos y obtener un mayor compromiso.

Así llegaría el máximo logro venezolano: la final de la Copa del Mundo Sub 20 2017, en la que perdió la final ante Inglaterra, con lo que serían los cimientos de los años siguientes. Así, superar las fases de grupos de la Copa América pasó de ser una utopía a una regla.

A mediados del 2021, la FVF decidió convocar al experimentado José Pekerman para comandar al equipo, pero en busca de una tarea mucho más amplia: apuntalar el crecimiento de los futbolistas jóvenes, con los pergaminos que el Profe había obtenido durante su gloriosa etapa en Argentina entre 1995 y 2001, junto a su positivo ciclo en Colombia, con el que llegó a cuartos de final de la Copa del Mundo.

Pero detrás de él estaba otro argentino, más joven pero también más comprometido: Fernando Batista, que había estado a cargo de la Sub 20 y la Sub 23 de Argentina, con la que salió campeón del Preolímpico 2020. Y después de alcanzar la final del Trofeo Maurice Revello, relevaría a Pekerman luego de su salida por diferencias con la Federación, aunque con buena parte de la tarea realizada.

El sorteo de la Copa América 2024 no había sido del todo benevolente: debía debutar ante Ecuador y luego enfrentar a México. Y en un certamen tan breve, un paso en falso en el arranque puede costar muy caro. Sin embargo, todo se resolvió demasiado rápido y, jugados esos dos partidos, suma los seis puntos y ya se clasificó a cuartos de final, con altas chances de hacerlo como líder del Grupo B y así evitar a Argentina en ese sector del cuadro.

La fórmula del Bocha es simple: orden, sacrificio y no bajar los brazos. La Vinotinto exhibe un compromiso para destacar, con solidaridad entre los jugadores que no dan pelota por perdida y que, cuando pueden, intentan jugar de la mano de Yeferson Soteldo, el generador del juego, junto a la experiencia de Salomón Rondón.

De acuerdo a la explicación del entrenador, la idea es poder mejorar la posesión y el control, pero no lo desespera. Conocer las limitaciones y neutralizarlas, para potenciar las virtudes, son tareas fundamentales en un buen entrenador.

Venezuela es, a lo largo y a lo ancho del mundo, la selección que más partidos de Eliminatorias mundialistas disputó sin haber clasificado jamás a uno. Por eso, no hay situación como la del camino hacia el 2026, con seis cupos y medio para CONMEBOL.

Pero sin fiarse de la ampliación de participantes, el inicio fue con todo y suma nueve puntos en seis jornadas, para ubicarse en el cuarto puesto y demostrar que, esta vez, tiene con qué soñar.