'Necesito minutos y experiencia' - Benjamin Cremaschi cuestiona su rol en Inter Miami y presiona a Javier Mascherano

Cremaschi, a pesar de su juventud, ya cuenta con una experiencia significativa. Recientemente alcanzó su aparición número 100 con el Inter Miami; solo Drake Callender y Robert Taylor han jugado más partidos que él.

Sin embargo, no es la cantidad de minutos lo que ha generado su descontento, sino su rol dentro del equipo cuando juega. Reducido a un papel polivalente debido a las lesiones y al calendario apretado del club, Cremaschi declaró a los medios la semana pasada que quería más protagonismo.

"Estoy frustrado, quiero jugar," comentó. "Lo más importante para mí es mantener un nivel muy alto, y para lograrlo necesito minutos y experiencia. He jugado muy poco en los últimos partidos, y no creo que sea por mi nivel. Me siento bien y supongo que es por otras razones, pero seguiré intentándolo. Espero que en el próximo mes y en las semanas que vienen pueda jugar un poco más. A veces pasa, y hay que ser fuerte para superar esos momentos."

La principal preocupación de Cremaschi es posicional. Mediocampista central de formación, el canterano ha sido utilizado principalmente para cubrir huecos: ha jugado como carrilero, extremo e incluso como mediapunta mientras Mascherano navega un calendario complicado con exceso de partidos.

"Voy a los partidos y no tengo idea de dónde voy a jugar," reconoció Cremaschi.

Ese comentario, en particular, probablemente molestó a Mascherano. Podría interpretarse como una crítica a la falta de estabilidad y planificación, aunque Cremaschi probablemente solo se refería a que su rol se volvía situacional según las necesidades del partido y las sustituciones.

Normalmente, este tipo de preocupaciones se mantiene internas y se discuten con la dirección del club o directamente con el entrenador. Al hacerlo público, Cremaschi obligó a Mascherano a dar una respuesta, y así lo hizo.

Mascherano no es ajeno a adaptarse a distintas posiciones. Señaló este hecho al ser preguntado sobre los comentarios de Cremaschi. Durante su etapa en Barcelona, también se le pidió salir de su zona de confort, pasando de ser un mediocampista defensivo de élite a jugar como central.

Comprendió por qué su cuerpo técnico quería ese cambio y ahora espera que Cremaschi entienda lo mismo.

“La puerta de mi oficina siempre está abierta para cualquiera que esté molesto o no quiera jugar en cierta posición para que venga a decírmelo,” dijo. “No he recibido ninguna queja cara a cara. Esto es fútbol profesional. Yo decido dónde creo que cada jugador puede rendir al máximo.”

El fin de semana pasado contra LA Galaxy, Cremaschi tuvo su oportunidad: inició junto a Sergio Busquets en el mediocampo, con un desempeño correcto, aunque no espectacular, antes de que Lionel Messi y las estrellas del equipo aseguraran la victoria para los Herons. Contra Tigres en la Leagues Cup, fue relegado nuevamente al banquillo y entró como sustituto en la segunda mitad por el extremo Telasco Segovia.

A medida que el Inter Miami entra en un tramo crucial de la temporada de la MLS, el tiempo de juego de Cremaschi se convierte en un tema evidente a seguir, al igual que su futuro al finalizar la campaña.

A lo largo de las últimas temporadas, el Inter Miami ha dejado claro que no se deja llevar por sentimentalismos. Jugadores que han significado algo para el club han sido descartados para abrir espacio a nuevos movimientos. El club nunca se detiene. Más allá de Messi y las otras estrellas de primer nivel que llegaron para jugar junto a él, nadie está completamente a salvo.

Callender y Taylor, los líderes en apariciones del club, se marcharon este año al quedar claro que sus roles se verían limitados por los nuevos fichajes. El ecuatoriano Leo Campana, tras varias temporadas decentes, fue relegado a suplente de Luis Suárez antes de ser traspasado a New England en la pasada ventana de transferencias.

El ex capitán DeAndre Yedlin fue canjeado para equilibrar las cuentas, mientras que Julian Gressel, habitual en la MLS, fue dejado ir tras ser misteriosamente relegado al banquillo hacia el final de la temporada pasada. Todos estos movimientos, aunque dolorosos para algunos seguidores, tenían un objetivo claro: mejorar al equipo y darle recursos para hacerlo. Miami no es un club que se quede quieto, incluso con jugadores con una conexión histórica con la institución.

Pocos tienen esa conexión como Cremaschi, la joya local del club y ahora su jugador activo más utilizado. Es uno de varios talentos locales que cumplen roles clave mientras Miami gasta fuerte en estrellas internacionales. El equipo depende en gran medida de estos jugadores jóvenes y locales para cubrir los huecos entre los fichajes caros de Europa y Sudamérica.

Sin embargo, Cremaschi no quiere ser solo un relleno. Quiere ser un pilar del equipo. Y el club cree que puede serlo, por eso el otoño pasado le otorgaron un nuevo contrato hasta 2028.

"Se siente bien firmar este contrato, sabiendo que me quedaré en el Inter Miami, es un gran logro... Estoy feliz de seguir representando a esta ciudad", dijo Cremaschi en ese momento. "Todo me ha ayudado, desde la academia y el Inter Miami CF II hasta el primer equipo. Obviamente voy a trabajar duro en el campo, por mí mismo y por la gente que me rodea, por esta ciudad, para inspirar a más niños como yo."

Esa es una de las ambiciones de Cremaschi, pero sus comentarios recientes parecen apuntar a otra meta: asegurarse un rol central y definitivo dentro del equipo.

Cremaschi, como muchos jugadores jóvenes, tiene la vista puesta en el Mundial del próximo verano y se pregunta si tendrá un lugar en la USMNT. Se perdió la Copa de Oro de este verano por el Mundial de Clubes, aunque dejó buenas impresiones en el campamento de enero.

Con la experiencia adquirida en los Juegos Olímpicos de 2024 con Estados Unidos, Cremaschi se siente al borde de la selección. Mauricio Pochettino, cuyo final como jugador coincidió con el inicio de la carrera de Mascherano, probablemente lo seguirá de cerca.

Esto añade urgencia a su situación. La mayoría de los futbolistas de 20 años estarían contentos con lo que tiene Cremaschi: entrenar y jugar con algunos de los mejores del mundo, con un rol regular, aunque no el que desea plenamente.

En cuanto a su carrera, el tiempo juega a su favor, y hay peores maneras de desarrollarse que estar bajo la tutela de un ganador de ocho Balones de Oro.

Pero, volviendo a la analogía del póker, Cremaschi no estaba dispuesto a pasar la mano. Al llevar sus quejas a los medios, subió la apuesta de manera pública.

Ahora, la presión recae sobre él: debe demostrar por qué lo hizo y cómo puede respaldarlo. Si lo logra, todos salen ganando, incluso si el camino elegido fue más expuesto y conflictivo de lo que cualquiera hubiera esperado.