Morata destruye al Madrid de un Ancelotti que hizo todo mal: ganadores y perdedores del derbi capitalino

Pocos habrían imaginado que él marcaría la diferencia, pero el doblete de Álvaro Morata fue vital. El delantero solo tuvo 28 toques en todo el partido y rara vez estuvo involucrado sin balón. Pero fue un rematador clínico cuando fue necesario.

El Madrid sentirá, con razón, que debería haber defendido mejor a Morata. Aún así, el ex de los blancos estuvo perfecto en sus dos goles, recibiendo centros desde la izquierda y ajustando sus cabezazos con muchísima precisión, dejando a Kepa Arrizabalaga indefenso en ambas ocasiones.

Morata es, contrariamente a lo que creen en las redes sociales, un delantero centro bastante decente, a pesar de todas las críticas que recibe semanalmente. Mostró cuán determinante puede ser nada menos que en un derbi.

En el minuto 47, después de que Morata anotara su segundo gol, David Alaba se dio la vuelta, miró enojado a sus compañeros y golpeó el césped del Metropolitano. Pero a pesar de todas sus protestas, el austriaco sólo podía culparse a sí mismo. Por segunda vez en el encuentro, había perdido al delantero español y quedó mal parado con demasiada facilidad con un simple centro.

Fue la culminación de una mala actuación de Alaba. No suele perder a su marca ni fallar un cabezazo. Tiende a cronometrar sus entradas y leer las líneas de pase. Contra el Atlético, sin embargo, falló por todos lados. Ciertamente se le puede culpar por los dos goles de Morata, y tampoco ofreció mucha ayuda en el tanto de Griezmann, al no poder coordinarse con Antonio Rudiger. No suele tener malas noches; ésta fue horrible.

Es demasiado temprano en la temporada para pensar en el título de Liga. Barcelona y Real Madrid probablemente competirán hasta el final por la corona y será un duelo intrigante. Sin embargo, sí se puede decir que fue un gran fin de semana para los blaugrana, especialmente después de su épica remontada del sábado.

El Madrid dejó al descubierto sus debilidades defensivas. Quizás sea un manual de lo que se puede hacer contra el equipo de Ancelotti para lastimarlo: ataque al Madrid al contraataque, explote las bandas y tendrá sus oportunidades. Fue el partido que mostró los mayores defectos del Madrid, y dio a otros equipos una pista sobre cómo podrían sacarle uno o tres puntos a los blancos. El Barça podría hacer lo mismo dentro de algunas semanas.

Ancelotti ha ido avisando desde hace un año que Modric iría perdiendo lugar progresivamente en la alineación del Madrid. Admitió en febrero que tanto el croata como Kroos tendrían que aceptar un "momento de transición" en la capital española y sugirió que no serían titulares habituales este año. El domingo fue fácil ver por qué.

Modric apareció en la alineación del Madrid por segundo partido consecutivo, apenas cinco días después de disputar 70 complicados minutos ante el Unión Berlín. Y se le vio cansado desde el pitido inicial, abrumado por el ritmo y la intensidad del Atleti. Luchó por recuperarse y se mostró inusualmente impreciso con el balón.

Jugó sólo 45 minutos, tocó el balón 38 veces y no creó ni una sola ocasión. Esta no fue la mejor actuación del ex ganador del Balón de Oro. En realidad, fue un mal partido de un hombre de 38 años que empieza a aparentar su edad (y es lógico).

Independientemente de lo que pienses de sus tácticas, Simeone estuvo fantástico el domingo. El argentino gesticuló, gritó y golpeó el aire durante 90 minutos. Se giró hacia la multitud, le gritó a su equipo con disgusto y pareció estar en desacuerdo con cada decisión del árbitro, sin importar en qué dirección fueran.

Digan lo que digan de él, su sistema cobró vida el domingo. El Atlético corrió ferozmente, estuvo fue vertical en el contraataque y cronometró cada una de sus 13 faltas a la perfección. Mientras tanto, la multitud del Metropolitano gritaba y gritaba durante 100 minutos de fútbol, entregada a un equipo que estuvo en su mejor momento. Este no es el mejor Atleti ni el más ilusionante, pero Simeone todavía tiene ese don para las grandes noches.

En cuanto al otro entrenador... Ancelotti está paralizado tácticamente esta temporada. Realmente no tiene un delantero confiable, mientras que la ausencia de Vincius Jr. limita la capacidad del italiano para ganar los partidos. Sin embargo, su respuesta no fue necesariamente la mejor. Jugó con cinco mediocampistas y le pidió a Bellingham, en su mejor momento esta temporada como segundo delantero, que jugara por la izquierda.

El resultado fue lo que uno podía imaginar: el Madrid no logró fluidez en el ataque, y careció de una referencia clara cuando las cosas se pusieron incómodas. Bellingham, por su parte, tuvo algunos buenos momentos, pero su partido se resumió en una entrada en el minuto 96 que, con un árbitro menos amistoso, podría haber resultado en una expulsión.

El Madrid no estuvo mucho mejor sin el balón. A pesar de superar en número al Atleti, cinco a cuatro, en el centro del campo, el Madrid fue a menudo superado y el sistema no logró compensar la falta de piernas defensivas de Modric y Kroos. Ancelotti se dio cuenta de esto en el entretiempo, pero sus ajustes tácticos llegaron demasiado tarde.