Eddy Demarez lo notó apenas Bilal El Khannouss regresó al campo tras el descanso: la parte delantera de sus botas Adidas, de un azul celeste intenso, estaba a punto de ceder. Un solo trozo de cinta adhesiva mantenía todo en su lugar y, sorprendentemente, cumplió su función. Las botas resistieron toda la segunda mitad.
Era una escena más propia de un campo amateur: calcetas torcidas, camisetas demasiado ajustadas y pantalones cortos impregnados del olor del bálsamo de tigre. Unas botas medio envueltas en cinta adhesiva no suelen verse en competiciones europeas, y eso despertó la curiosidad del periodista. ¿Por qué El Khannouss no se cambió de calzado? La respuesta lo dice todo sobre su carácter.
“Me patearon en el pie durante el primer tiempo y se rompió la bota”, le explicó El Khannouss a Demarez. “En el descanso le puse cinta. Hay que arreglárselas con lo que uno tiene. Espero tener un par nuevo mañana.”
Sacar el máximo provecho de los recursos disponibles: esa ha sido siempre la filosofía de El Khannouss. Y quizá también la razón por la que está destinado a convertirse en el segundo fichaje más caro del Stuttgart el próximo verano.




